sábado, 28 de febrero de 2015

La Garrucha soñada por D. Bernardo Berruezo (1900)


Panorámica de Garrucha. Año 1900. Fotografía original: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Como ya se comentó en la reseña biográfica de D. Bernardo Berruezo Gerez, una de las principales luchas que llevaron a cabo los regeneracionistas del levante almeriense fue la construcción de ansiado ferrocarril de Lorca a Almería, que hubiera supuesto una auténtica redención para Garrucha y su comarca. De haberse llevado a cabo, como clamaban aquellos pueblos levantinos, habría revitalizado la economía y hubiera llevado a Garrucha al concierto y al progreso del siglo XX. Así lo creía Bernardo y en este sentido se reproducen tres obras maestras del extenso y prolífico legado periodístico, donde en los artículos AYER, HOY y MAÑANA hace un magistral repaso al pasado, presente e hipotético futuro de Garrucha, fechado en 1920, con la construcción del ferrocarril. Bonito futuro para el municipio el que soñó, pero que no pudo hacerse realidad debido a que no se construyó finalmente la citada línea de tren y que de haberse materializado esta obra redentora, tampoco lo hubiese visto Bernardo, ya que como se sabe, por desgracia, falleció inesperadamente en 1908.
AYER
Érase a mediados del penúltimo año del siglo de las luces. Una extensa y hermosa comarca situada al extremo occidente de la no menos bella Andalucía hallábase sumida en horrible oscuridad; en esa oscuridad que produce la falta del rayo de la ciencia. Aquel país de hombres de corazón de fuego y mujeres con ojos abrasadores, era émulo de un territorio rifeño. Allí se vivía como a principios de la Era Cristiana, y parecía que aquella quietud irriosoria de sus habitantes iba a ser eterna, sin que les moviera el deseo de avanzar por el camino de la civilización cual sucedía en todas partes. Mas… todo tiene un fin, y también llegó su término al abandono en que yacía el espíritu de nuestros meridionales. Por fin se avergonzaron de su merecida situación y decidieron salir de ella procurando la regeneración que no podía venir como el Maná. Aquella hermosa zona donde el Sol enviaba sus rayos más diáfanos, formando en la superficie de su tierra un arco iris producido por el fuego del gran Planeta al chocar con los filones de ricos y diversos metales; los fértiles campos donde el oxígeno que se aspira es aromático y por demás saludable; aquellos pueblos que se destacaban cual palomas fuertes y los cubría una azulada y alegre bóveda; ese pedazo de la tierra de María Santísima era merecedor de mejor suerte, y sus hijos tenían la obligacion de ocupársela. Sus hijos que, para hacerse cargo del porqué llamaban de las luces al siglo XIX, tenían que valerse de los periódicos que a diario anunciaban la aparición de la ciencia con nuevas invenciones para beneficiar pueblos muertos e improductivos dándoles vida artificial, creyeron que había llegado la hora de gritar y gritaron. Pero mal dirigidas sus peticiones fueron inadvertidas; entonces se acordaron del Progreso, y decidieron buscarlo y no ceder hasta encontrarle y hacerle ver con cuanta razón demandaban su presencia, y que extendiendo su campo de operaciones al sitio donde queríanle llevar, sería de positivos resultados para el cumplimiento de su cometido.
Supieron que el Progreso tenía esparcidos por el mundo multitud de representantes y hasta averiguaron que no muy lejos estaba a la sazón uno de sus más dignos agentes. Manos a la obra, dijeron, y… y aquí fue ella.
Si los que creían que luchando sin descanso podíase llegar al gran fin que la necesidad imponía eran pocos y débiles… en cambio, los incrédulos, los que se burlaban, los que se acomodaban más a aquella vida sin fuste y sin provecho para la humanidad eran los más numerosos y más fuertes. No obstante, e irritados con el siempre funesto error de la mayoría de los almerienses de levante, diose principio a la campaña, y allá fueron unos pocos que, entre los molestos vaivenes de incómodo vehículo, llegaron a Almería preguntando por D. Ivo Bosch.
Efectivamente, el redentor de la capital Andaluza, el esclarecido financiero y honroso español se encontraba allí, y ofreció a sus visitantes que siendo buenos y deseando el Progreso con el afán que lo pedían, difrustarían de sus innmensas ventajas.
B.B.
(El Eco de Levante, Garrucha, 6 de enero de 1900)

HOY
Así se expresó D. Ivo Bosch y volvióse la exigua comisión llena de alegría y con dulce esperanza de que quizá en un día no muy lejano se verían cumplidos los vehementes y justos deseos de este tiempo desatendido país.
El asunto del ferrocarril de Lorca a Almería no se ha encontrado nunca en unas circunstancias tan halagadoras como las presentes. El hombre que se ocupa de él, bien acreditado tiene que es capaz de emprender obras gigantescas, de mucha más consideración que la nuestra; y si no, ahí está la línea de Linares a la cual hicieron ascos otras empresas, y siempre habría sido una ilusión para tantos pueblos como ha beneficiado, de no surgir ese hombre, acometiendo su construcción y realizando la unión de nuestra importante capital con el resto de la Península, saltando el paso del Salado por medio de un trabajo tan costoso como monumental.
¿Será verdad que hemos despertado de nuestro ruinoso letargo? ¿Es cierto que estamos todos persuadidos de la imprescindible necesidad de ese ferrocarril, considerándolo nuestra única salvación porque nos traerá una nueva vida y será el comienzo de una transformación general? ¿Hemos comprendido ya que el Progreso acarrea extraordinarias mejoras y que donde se rinde fervoroso culto a esa palabra se goza de beneficios tan palmarios como desconocidos para nosotros? ¿Sí?; ¿es evidente todo esto? Pues entonces que no nos coja desprevenidos el suceso que se avecina. Vamos a unirnos; vamos a marchar todos de acuerdo, puesto que el bien es común, y cuando venga esa comisión ya anunciada, acojámosla con entusiasmo poniendo así de manifiesto que la zona que pide la línea de Lorca a Almería sabe dar todas las facilidades que están en su mano, estimando cual merece el favor que recibe y mostrando el mayor agradecimiento a su bienhechor, para lo cual todos interpondrán su ayuda a fin de fomentar la idea y convertirla en realidad cuanto antes.
Es indudable que ya quedan pocos incrédulos en este negocio; mas cierto aún es, que nuestras personalidades más salientes saben que la cosa va de veras esta vez, y que casi está en nuestras propias manos la realización del deseado ferrocarril. Por todo ello no dudamos que aunque sea por poco tiempo se acabarán en estos pueblos las rencillas que tanto les caracteriza, y que realizaremos la conjunción constituyendo todos sus habitantes sin distinción de clases, una asociación que se llame: “Sociedad penetrada de la necesidad del ferrocarril de Lorca a Almería, con su ramal de Zurgena a Vera”.
Para si se realiza este pensamiento, de claro que quiero ser socio fundador de ese gran gremio, y que con gusto aceptaré el cargo que me señalen aunque sea mucho trabajo el que proporcione y sin asignarle retribución alguna. Seré un ferrocarrilero por amor al arte.
Ya hemos dicho muchas veces lo que todos saben; que la línea de Lorca a Almería es una obra poco costosa y de mucho porvenir para su explotación. Esa obra está ya bajo el estudio de poderosa entidad y no cabe dudar de su buen deseo y decisión para emprender su realización, si nosotros, los que tanto suspiramos por ella así lo queremos y para ello nos prestamos.
Este es el hoy que se nos ofrece; si somos buenos, vamos en busca del mañana apetecido y tan risueño como ya deja verse.
B.B.
(El Eco de Levante, Garrucha, 14 de enero de 1900)

MAÑANA
En los primeros años del siglo XX y en una apacible tarde de esas que continuamente se gozan en el Sur de España y que hacen del territorio Andaluz el más encantador de los lugares, notábase inusitado movimiento por las espaciosas calles de una linda población cuya playa besan las ondas del Mediterráneo. Todo era allí alegría y los habitantes de Garrucha manifestaban en sus semblantes que algo grande y de trascendentales  consecuencias esperaba aquel día.
Todos lucían lo mejor de sus galas, y en igual dirección caminaban en original y encantadora mezcla, lo cual indicaba que el objeto de aquella fiesta era por todos deseado. La gente fue arremolinándose alrededor de un elegante edificio, sito a corta distancia del pueblo, y en pocos minutos vióse cubierto el campo de seres que demostraban esperar con impaciencia, puesto que todas las miradas se dirigían al mismo sitio. De pronto sonó un silbido agudo y de todas las bocas salió el frenético: Ya viene.
Aún no se había perdido el eco que produjo el sonido de aquel pito extraño, cuando gallarda y arrogante apareció una hermosa locomotora adornada con flores de mil colores y profusión de gallardetes, que […] a que les obligaba la rapidez con que caminaba aquel monstruo. Tras de la máquina y arrastrados por ella venían infinidad de coches por cuyas ventanillas asomaban sus cabezas los viajeros que los ocupaban. Una estruendosa salva de aplausos acogió la llegada del primer tren que cruzaba la línea de Lorca a Almería y al mismo tiempo resonaron los acordes de una banda de música. Entre este contraste alegre de ruidos, quedó petrificada la majestuosa máquina de vapor, y comenzó a salir de los coches un hormigueo humano que acabó de cubrir el poco espacio de terreno que había libre. En la portezuela de uno de los coches de primera dejó verse la figura de un hombre cuya faz revelaba tanta emoción como entendimiento. ¡Viva Don Ivo Bosch! pronunció una voz estentórea; ¡Viva! Contestaron mil voces con entusiasmo; ¡Viva! Repitió el eco, y ¡Viva! decían los pañuelos que se agitaban, los sombreros que se alzaban, y los raudales de lágrimas que salían de todos los ojos, que lloraban de alegría y de agradecimiento.
El tren, que había presenciado idénticas manifestaciones en las estaciones que antes cruzara, continuó su paso triunfal y cuando el rayo del Progreso siguió la luz del crepúsculo, y a ésta la que producían potentes focos eléctricos colocados por todas las calles, la algazara continuaba en Garrucha y se festejaba estrepitosamente el día feliz de la regeneración de una extensa y hermosa comarca, que hasta entonces fue rincón oscuro y falto de los más necesarios adelantos modernos.
Pasaron otros pocos años, y una mañana, cuando los primeros fulgores del astro rey se dejaban ver por el horizonte, caminaba yo hacia el muelle de Garrucha buscando al vapor cuya sirena había dejado oír momentos antes su ronco sonido. En aquel buque venía un querido amigo de la infancia, que volvía a su patria a los 30 años, y que en aquella fecha habíase visto obligado a abandonarla para buscar en lejanas tierras lo que le negaba la paralización del país donde nació.
Cuando aquella tarde, y de regreso de presenciar el paso de un tren, paseábamos cruzando edificios de donde se alzaban estrechas y largas pirámides que arrojaban bocanadas de humo, me decía mi amigo: “He aquí a donde llega la constancia de los hombres y la buena voluntad de los hijos de un país rico. Si cuando hace 20 años vino D. Ivo Bosch a hacer el ferrocarril de Lorca a Almería, que es la base de la transformación de este suelo, os hubieseis mostrado con él como con tantos otros que aún recuerdo plantearon aquí negocios, no tendríamos la satisfacción de ver a Garrucha convertida en importante foco comercial; no veríamos ahora aquella rada bravía convertida en puerto, ni advertiríamos que en los locales que antes fueron centro de vicio y depravación, campea ahora el movimiento industrial albergando y alimentando centenares de familias. Los pueblos que de inertes se transforman en laboriosos y trabajan por su engrandecimiento, consiguen lo que vosotros habéis logrado: Hacer de un país miserable, una inagotable fuente de riqueza”.
B.B.
1º Enero de 1920.
(El Eco de Levante, Garrucha, 29 de enero de 1900)

D. Manuel Berruezo Ayora (1816-1874). Parte V


Tras la salida de la Alcaldía de Garrucha de Don Manuel Berruezo se sucedieron en la villa una serie de gobiernos municipales de diversa ideología: moderados, progresistas, unionistas… según fuera el compás marcado por Madrid en una más que difícil y turbulenta época. En este periodo tan complicado de la Historia de España se produjo el exilio de la Reina Isabel II en 1868 y el inicio del Sexenio Revolucionario, que abarcó el Gobierno Provisional (1868-1870), la monarquía democrática de Amadeo I (1871-1873) y la Primera República (1873-1874). Destacadas personas, afines a Don Manuel Berruezo, asumieron las riendas del gobierno de Garrucha durante esta borrascosa época que zarandeó el país. Entre estos Alcaldes destacan: sus primos D. Juan Francisco Berruezo Torres (1865-1866), D. Pedro Berruezo Soler (1873-1874) y correligionarios como D. Bernardo Gerez Soler (1873) o D. Alfonso Cervantes Quesada (1873).

Durante más de 15 años ostentó el liderazgo de la Unión Liberal, Don Manuel Berruezo Ayora, y aunque alejado de la Alcaldía, siguió influyendo su docta opinión en los gobiernos municipales por el enorme prestigio social, político y económico que siempre mantuvo en Garrucha.

Don Manuel Berruezo Ayora falleció en Garrucha la noche del 24 de abril de 1874, a la edad de 57 años, en su legendaria casa-palacio de la calle del Congreso nº 43. Un auténtico palacete de más de 900 m2 de dos plantas (hoy tristemente desaparecido) decorado al gusto de la alta burguesía almeriense. En el momento de su muerte se encontraban en su casa la familia Berruezo al completo acompañando a la viuda, Dña. Eloísa López del Arenal, con la que había casado en segundas nupcias en 1873, tras enviudar Don Manuel de su primera esposa Dña. Carmen Caravaca Hernández. Doña Eloísa era una destacada dama perteneciente a los Arenal, una de las principales familias de Vélez Rubio. Era sobrina del Diputado a Cortes D. Juan Miguel del Arenal Fernández. Además, pese ser de madrugada, se encontraban en el domicilio distinguidas personalidades de Garrucha y pueblos limítrofes que habían ido para despedirse del finado y acompañar a la familia en tan difícil momento. Entre ellos se encontraban los veratenses D. Ramón Casanova y Alba, D. Miguel y D. Juan Antonio Ruiz Rubio o el notario de la ciudad D. Manuel Zamora Navarro.


Amaneció Garrucha el 25 de abril de 1874 con la fatídica noticia del fallecimiento de aquel que la Historia quiso hacer primer Alcalde del municipio, aquel que tanto luchó por conseguir que Garrucha fuese una villa independiente y soberana, aquel que no consentía que otras plazas comerciales rivalizaran con su querida Garrucha, aquel que elevó motu proprio el rango del pueblo a villa, aquel que dejó lo mejor de sí en pro de sus vecinos, aquel que sólo buscaba la prosperidad y el florecimiento de su municipio, aquel formidable hombre de negocios, aquel pilar de la familia Berruezo, aquel que el destino quiso hacer el primer padre de todos los garrucheros, como escribió el periodista D. Manuel León. Garrucha lamentó profundamente la pérdida de tan ilustre vecino, llorará y honrará su memoria durante décadas. Se le pondrá como referente de buen gobierno; los sucesivos Alcaldes de la familia Berruezo lo tendrán como ejemplo de lo que debe ser un buen entendido servidor público. Su sobrino-nieto, D. Pedro Berruezo Gerez, Alcalde más de 15 años a principios del siglo XX lo tendrá siempre presente, seguirá el ejemplo de Don Manuel Berruezo y también será recordado durante décadas por su total entrega y cariño hacia el pueblo que gobernaba.

Los restos de Don Manuel descansan en el Panteón familiar propiedad de Don Cleofás Berruezo Castaño, en el cementerio municipal de Garrucha.

Al fallecer sin hijos Don Manuel, sus sobrinos D. Francisco y D. Cleofás Berruezo tomaron el relevo político del mentor y patriarca familiar tras su muerte en Garrucha el 24 de abril de 1874. Destacaron en los años sucesivos dos figuras y pensamientos políticos principales dentro de la familia Berruezo: la de Don Francisco Berruezo López, que adoptó una postura de liderazgo en el pensamiento liberal, acercándose al republicanismo posibilista de Castelar y la de Don Cleofás Berruezo Castaño, que acaudilló en Garrucha el Partido Liberal-Conservador de D. Antonio Cánovas del Castillo a finales del siglo XIX.

Esquela publicada en el periódico La Voz de Almería (26/4/2014)

En abril de 2014, la familia Berruezo, encabezada por D. Ernesto Ortuño Berruezo, D. José Francisco Berruezo Martín, Dña. María Luisa Alías Berruezo y por mi (José Berruezo García) realizamos una misa en memoria de Don Manuel Berruezo Ayora en el 140 aniversario de su fallecimiento. Asimismo, el redactor Jefe de La Voz de Almería, D. Manuel León, realizó un extenso artículo recordando la efeméride del primer Alcalde de Garrucha. La misa fue un éxito con el lleno de la Iglesia Parroquial de San Joaquín y contó con la asistencia de Doña María López Cervantes, Secretaria General del PSOE de Garrucha, y grupo municipal socialista. Se echó en falta al actual Alcalde de Garrucha, D. Juan Francisco Fernández Martínez, del PP, o alguna representación del equipo de gobierno municipal, ya que fueron invitados a dicho acto. No disculparon su ausencia, sólo el silencio por respuesta. No se entienden qué desavenencias políticas pueden existir en honrar la memoria del Primer Alcalde de Garrucha, el padre de todos, el que debe ser el referente de buen gobierno para todos los regidores del municipio. Esperemos que más pronto que tarde estas absurdas, irracionales e ilógicas desavenencias desaparezcan y se lleve a cabo lo que lleva tiempo solicitando la familia, el nombramiento de Don Manuel Berruezo Ayora como Hijo Adoptivo de la villa a título póstumo y que una calle de Garrucha lleve el nombre de su primer Alcalde.

Artículo publicado en La Voz de Almería por el redactor jefe D. Manuel León (26/4/2014) 

Obituario publicado en La Voz de Almería (24/4/2014)

viernes, 27 de febrero de 2015

D. Manuel Berruezo Ayora (1816-1874). Parte IV


Con el inicio del gobierno progresista en España en 1854 se iniciaron también en Garrucha los movimientos independentistas de manos de destacadas familias de ideología liberal como los Berruezo, Orozco, Gerez… asentadas allí y que poseían altos intereses económicos en esta pedanía de Vera.

El aumento de población y del comercio, y la cada vez más incipiente minería de la región hizo que las importantes familias asentadas en Garrucha promovieran su segregación respecto de Vera. Una de las más destacadas que participó activamente en la consecución de la ardua y difícil tarea de la segregación fue la familia Berruezo. Supieron ver en Garrucha el futuro importante enclave geoestratégico comercial en que se iba a convertir en los años venideros al excelente ritmo de la industria minera y no dudaron en promover su constitución como municipio independiente.

S.M. Doña Isabel II

La lucha por constituir Garrucha como municipio independiente no fue fácil. Pese a haber obtenido la independencia respecto de Vera mediante la Real Orden de 16 de marzo de 1858 firmado por Isabel II, los veratenses pelearon ferozmente enviando comisiones a Madrid para frenar la inercia secesionista, que estaba provocando que no sólo Garrucha sino también otra pedanía, Pulpí, al compás independentista de los garrucheros solicitara la emancipación.

Asimismo, Vera creó una campaña de descrédito sobre Garrucha y sus prohombres en diversos periódicos y misivas dirigidas al Ministro de Gobernación y al Gobernador Civil de la provincia de Almería. De nada sirvieron las gestiones que hizo Vera, tan sólo para frenar dos años lo que ya era irreversible. Finalmente, la orden del Gobernador Provincial de 23 de diciembre de 1860 obligaba a cumplir la Real Orden de 16 de marzo de 1858 y comunicaba al Ayuntamiento de Vera que colaborase con el de la naciente Garrucha para la demarcación jurisdiccional. Como era de esperar, a Vera no le quedó otra que aceptar la segregación, pero no pondrá fácil ceder un palmo de su todavía considerado territorio.

Finalmente, Garrucha nació como municipio independiente el 1 de enero de 1861, como así se recoge en el Acta de Constitución de su primer Ayuntamiento:

“En la población de Garrucha, a primero de enero de mil ochocientos sesenta y uno, siendo las diez de su mañana, se reunieron en las salas donde provisionalmente se han de celebrar las sesiones, los Sres. Don Tomás Latorre, Alcalde Pedáneo de ésta, Don Manuel Berruezo y Don José Laguna, Don Pedro Berruezo Soler, Don Bernardo Gerez Soler, Don Andrés Cervantes Quesada, Don Alfonso Cervantes Quesada y Don Felipe Rodríguez Clemente, que han sido nombrados por el Señor Gobernador Civil de esta provincia para componer el Ayuntamiento que ha de principiar a funcionar en este día, mediante la Real Gracia concedida por S.M. la Reina Doña Isabel II (Q.D.G.) para segregar a este pueblo de su matriz Vera, accediendo así a los deseos de este vecindario, todo lo cual aparece del oficio de aquella Superior Autoridad, de 23 de Diciembre último, que se pone de manifiesto, y de los nombramientos especiales, de fecha del 22 para Alcalde y Teniente que también exhibieron los Señores que han merecido este honor Don Manuel Berruezo y Don José Laguna. En su mérito, el Señor Alcalde Pedáneo, en acatamiento de la orden del Sr. Gobernador, que está de manifiesto y en la que se ordena que desde este día ha de funcionar la Municipalidad nombrada, visto el art. 46 del Reglamento para la ejecución de la Ley vigente de Ayuntamientos, por el que se dispone que el Alcalde entrante preste el juramento en manos del saliente. Considerando que en este pueblo la única autoridad local que existe es el repetido Sr. Alcalde Pedáneo, que debe cesar en sus funciones y en obedecimiento así mismo a la invitación oficial que se le ha pasado para llenar aquella formalidad, dicho Señor Alcalde Pedáneo recibió el oportuno juramento al nombrado para el presente año, Sr. Don Manuel Berruezo, quien lo prestó en manos de aquel, jurando por Dios y los Santos Evangelios guardar y hacer guardar la Constitución de la Monarquía y las leyes, ser fiel a S.M. Doña Isabel II y conducirse bien y lealmente en el desempeño de su cargo.
Acto seguido, el Sr. Alcalde juramentado exigió del Sr. Teniente y Regidores Don José Laguna, Don Pedro Berruezo, Don Bernardo Gerez, Don Tomás Latorre, Don Andrés Cervantes, Don Alfonso Cervantes y Don Felipe Rodríguez, el correspondiente juramento, que fueron prestando en manos de su merced, bajo la misma fórmula ya expresada, verificando lo cual, el inducido Sr. Alcalde, en alta voz y en justa observancia de la Ley y órdenes superiores, declaró constituido el Ayuntamiento interino de este pueblo.
Esto así verificado, la corporación acordó consignar en este Acta, un voto público y solemne a gratitud a nuestra Augusta Soberana Doña Isabel II (Q.D.G.) y a su Ilustrado Gobierno, por la concesión que ha tenido la dignación de otorgar a este pueblo, segregándolo de la Ciudad de Vera, y al Sr. Gobernador de la provincia por la parte que le ha cabido poniendo en ejecución el Real mandato: que se anuncie este acto al vecindario para su conocimiento y que participe de la grata emoción de que este Municipio se haya poseído por ser un acontecimiento que ha de producir infinitos bienes a este pueblo, tanto en el desarrollo de sus intereses materiales, cuanto en el de su razón moral y religiosa.
Que con rectificación de este Acta, se participe al Sr. Gobernador el cumplimiento de su superiores disposiciones; y por último nombrar como secretario interino, para que Certifique, a Don Bernardo Gerez Soler, uno de los Regidores de esta municipalidad, por no tener, al presente, en este pueblo otra persona apta para el desempeño de este cargo.
Y lo firman los Señores presentes, de que yo el Secretario interino que acepto, certifico.
Manuel Berruezo, Tomás Latorre, José Laguna, Pedro Berruezo, Andrés Cervantes, Alfonso Cervantes, Felipe Rodríguez.
Fui presente, Bernardo Gerez, Regidor Secretario. Todos rubricados.”

(Actas Capitulares. Sesión 1 de enero de 1861. Archivo Municipal de Garrucha)
Como se deja ver en el Acta de Constitución, Don Manuel Berruezo Ayora fue designado Alcalde del Primer Ayuntamiento de Garrucha. Tras la proclamación del gobierno municipal, exhortó Don Manuel Berruezo: "Que se anuncie este acto al vecindario para su conocimiento y que participe de la grata emoción de que este municipio se haya poseído, por ser un acontecimiento que va a producir infinitos bienes a este pueblo". También fue designado Juez de Paz.

En su caminar como máxima autoridad municipal le acompañaron formando equipo de gobierno sus correligionarios D. José Laguna López, D. Bernardo Gerez Soler, D. Tomás Latorre Campoy, D. Pedro Berruezo Soler, D. Alfonso Cervantes Quesada, D. Andrés Cervantes Quesada y D. Felipe Rodríguez Clemente. Todos ellos formaron la Corte política de Don Manuel Berruezo, pudiéndose considerarlos como Berruezistas. La elección de D. Manuel como Alcalde estuvo influenciada por el gran respeto y prestigio social y económico que poseía en Garrucha, así como ser el Jefe del Partido que gobernaba España en esos momentos, la Unión Liberal.

Panorámica de Garrucha. Principios de siglo XX. Fotografía original: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Si difícil fue constituir el municipio como independiente, no menos complicado fue el inicio de la andadura de Garrucha en solitario. Don Manuel Berruezo tuvo que enfrentarse en aquellos primeros años, con su mayor empaque, al desprecio continuo por parte de los veratenses, que no querían aceptar la secesión, y en parte con los mojaqueros, que pleitearon durante siglos con Vera por la soberanía de Garrucha y siempre soñaron con apoderarse de ella. Una prueba del vilipendio veratense y su negativa a colaborar:

El Sr. Presidente (Don Manuel Berruezo Ayora) manifestó que a pesar del tiempo transcurrido desde que se ofició al Ayuntamiento de Vera proponiéndole la cesión de término Municipal para esta Villa, no se había servido contestar, como tampoco contestó para que lo propusiera por su parte. En consecuencia de ello, se acordó: que habiendo intentado esta Corporación por todos los medios que exige la buena correspondencia el arreglo amistoso de este asunto que propuso el Sr. Gobernador, sin que a pesar de ello la Municipalidad de Vera haya dado señales de avenencia, se está en el caso de llevar el asunto a conocimiento del Sr. Gobernador, por medio de exposición razonada, a la que acompañe certificado literal de las diligencias actuadas para conseguir aquel fin; y que a la vez se reclame a dicha Superioridad que, para completar este término Municipal, se conceda al mismo el pequeño perímetro que del distrito de Mojácar se encierra desde la Boca del río de su nombre (Río de Aguas o de Mojácar), siguiendo la línea por el Cabezo del Moro Manco, la cañada de Flores, la Atalaya, Mojones y Albolunca hasta el mar.
(Actas Capitulares. Sesión 24 de enero de 1861. Archivo Municipal de Garrucha)
Asimismo, Don Manuel tuvo que lidiar en esos primeros momentos de emancipación con una pequeña facción de vecinos de Garrucha reacios al cambio y que abogaban por volver a Vera, su matriz; incluso llegaron a escribir al Ministro de Gobernación solicitando la anexión atribuyéndose ilegítimamente ser portavoces de la mayoría del vecindario.

Se acordó dirigir una exposición al M.S. Ministro de la Gobernación haciéndole saber que los firmantes de otra que probablemente se le dirigirá en breve, solicitando la anexión de este pueblo a Vera, no son la mayoría del vecindario y sí una pequeña fracción de él; y suplicando a S.E. suspenda los efectos de la misma si llega a presentarse, hasta que en legal forma se diga el parecer de todo el vecindario.
(Actas Capitulares. Sesión 25 de agosto de 1861. Archivo Municipal de Garrucha)
En otro sentido, el 20 octubre de 1862 visitó Isabel II Almería en el transcurso de su viaje por Andalucía y Murcia. Don Manuel fue el representante designado en Garrucha para saludar a la Reina en su visita a la capital.

Manifestó dicho Sr. Presidente que el objeto de esta reunión era dar cuenta de un oficio del Sr. Gobernador de la Provincia, en que noticiaba el plausible acontecimiento de haber determinado Su Majestad (Doña Isabel II) honrar con su augusta presencia la capital de esta Provincia, y que, al efecto, invitaba a este Municipio para que, en su representación, mandase un individuo de su seno que tuviera el alto honor de recibir sus respetos y protestas de adhesión a Nuestros Excelsos Reyes.
Y el Ayuntamiento con el júbilo propio de su acendrada lealtad, ha recibido tan grata nueva y acordado nombrar, puesto que a la fecha que se designa ha de residir en la capital, a su Alcalde propietario, D. Manuel Berruezo, quien confía la Corporación cumplirá con todos los deberes que le impone el alto honor que se le ha acordado.

(Actas Capitulares. Sesión 22 de septiembre de 1862. A.M.G.)

En 1863 dejó la alcaldía de Garrucha Don Manuel. También en ese año dejó de ser Juez de Paz, aunque lo seguiría desempeñando de manera accidental en 1864. Su salida del gobierno municipal fue debida a la caída en Madrid del Gobierno de la Unión Liberal, que presidía Don Leopoldo O’Donnell. Los moderados volvieron al poder en España y fue nombrado nuevo Alcalde de Garrucha, el adicto y correligionario de este partido político D. Andrés Sánchez Egea.

Don Manuel Berruezo fue Alcalde de 1861 a 1863 y ha sido considerado como el mejor gobierno municipal que ha tenido Garrucha en su Historia. Bajo su mandato la villa fue dotada de Municipalidad Independiente, Administración de Aduanas y Rentas Estancadas, Ayundantía de Marina, Sanidad Marítima, Compañía de Carabineros del Reino, Intervención de Minas, Feria, la Fundición de plomos San Jacinto, médico titular, notario público y viceconsulados ingles y francés, que facilitó la llegada de capital extranjero para la revitalización de la industria y el comercio que tanto benefició a Garrucha. Además se aprobó la construcción del Ayuntamiento, cárcel y Escuela de Instrucción.

En el libro de 1921 Historia de Garrucha, páginas 82 y 83, sus autores resaltaron la total entrega al pueblo del Ayuntamiento dirigido por el Sr. Berruezo al expresar lo siguiente: “El primer Ayuntamiento de Garrucha demostró una actividad y un interés laudable en todo lo que podía ser beneficioso a la población… En resumen: aquel primer Ayuntamiento de Garrucha hizo por la población en un año más que todos los que le han seguido hasta nuestra época, demostrando verdadero cariño al pueblo y una voluntad firme y decidida de trabajar por su bien; ejemplo que debieran imitar todos los ciudadanos… He aquí la obra de unos cuantos patriotas.

De manera similar a lo expuesto en el párrafo anterior, ya se había pronunciado el 12 de enero de 1901 el periódico garruchero “El Eco de Levante” en el artículo “Garrucha en el siglo XIX”, donde se puede leer: Aquella primera Administración Municipal no pudo ser más recta y más conveniente a los intereses locales en aquel primer año de emancipación, se instituyó la Feria que anualmente se celebra desde entonces y se dio principio al fomento de la localidad bajo la importancia de aquellos importantísimos hombres de negocios cuyo norte consistía en mejorar y hacer que progresase Garrucha en todo aquello que una bien entendida administración económico-social y de Justicia reclama”. 

[Continuará]

miércoles, 25 de febrero de 2015

D. Manuel Berruezo Ayora (1816-1874). Parte III


Como ya se ha comentado, en 1843 Don Manuel Berruezo y hermanos se asentaron en Garrucha como comerciantes. La Casa comercial Berruezo fue, junto con la de la familia Orozco, la más antigua de las importantes asentadas en Garrucha. Dada la importancia territorial de D. Manuel como empresario, no tardó en adentrarse en el mundo de la política.

El 2 de enero de 1849 Don Manuel fue nombrado regidor del Ayuntamiento de Vera. Tomó posesión de su cargo el 14 del mismo mes.

Entre el 28 de junio y el 28 de julio de 1854 tuvo lugar en España la llamada Revolución de 1854 o La Vicalvarada, un pronunciamiento militar con acogida popular que encabezó el general Don Leopoldo O’Donnell. Este alzamiento puso fin a la década moderada (1844-1854) y dio paso al
D. Leopoldo O'Donnell
llamado bienio progresista (1854-1856). El
objetivo era obligar a la Reina Isabel II a sustituir el gobierno del Conde de San Luis, que carecía de apoyo en las Cortes y que sólo se sustentaba por la confianza de la Corona, por otro de conciliación liberal que recuperara la letra y el espíritu de la Constitución de 1845.

Vera, el 20 de julio de 1854, se unió a la Revolución, depuso al Ayuntamiento moderado de Don Francisco Riquelme Escánez y asumió el poder una Junta Provisional progresista presidida por D. Juan Antonio Orozco Baños, sobrino de D. Ramón Orozco Gerez, que a su vez asumió la presidencia de la de Almería. Vera justificó su adhesión al pronunciamiento militar al ver que “el pueblo en su inmensa mayoría había salido vitoreando por las calles los objetos más caros a los españoles, cuales son el Trono Constitucional de la Reina Doña Isabel 2ª y la Constitución de 1837, como únicos principios salvadores que podrían cimentar el verdadero sistema representativo, el orden y concierto en la Administración, la garantía más sólida de la libertad y seguridad individual con los demás derechos que consagra aquel venerado Código, como pacto de alianza entre el Trono y la Nación, y como al oír proclamar tan preciosos y sagrados objetos no podía menos de adherirse a un pronunciamiento que tendía a enaltecer… el Código fundamental, rechazando con valor y denuedo todo cuanto a él se oponía…”. Tres días después, el 23 de julio, la Junta Provisional de Vera se vio en la necesidad de tener un hombre de confianza y correligionario político para controlar y afianzar el éxito de la revolución en la importante pedanía comercial e industrial de Garrucha. La elección recayó en D. Manuel Berruezo Ayora, que fue nombrado Delegado de la Junta Provisional de Vera en Garrucha. Se le concedieron amplios poderes para el buen ejercicio de su cometido:

“[…] Considerando que la misión conferida a la Junta por la libre voluntad del Pueblo debe ejercerse con especial preferencia en el sostenimiento de la buena causa, atacando y reprimiendo con mano firme todo abuso que propenda a poner en peligro las tutelares garantías de la propiedad y seguridad de las personas. Considerando que por haber reasumido en sí la Junta toda la plenitud de la autoridad municipal no puede mirar con indiferencia al Caserío de Garrucha, que por la extensión de su vecindario y demás circunstancias exige la permanencia en aquel punto de un delegado de la Junta que con el carácter de auxiliar coadyuve al exacto cumplimiento de las disposiciones que adopte para llevar cumplidamente la sagrada misión con que le ha honrado el Pueblo. Considerando que en Don Manuel Berruezo de esta vencidad y su Comercio con habitual residencia en precitado Caserío concurren las circunstancias de inteligencia, honradez y probidad política que se necesitan para corresponder dignamente al exacto y fiel desempeño de su cometido, que debe circunscribirse a vigilar constantemente por el mantenimiento del orden, protección eficaz y decidida por la seguridad de las personas, de sus intereses y propiedades, haciendo que de todos y por todos sean respetada, y que nadie se atreva a insultar a otro, y en el caso de que alguno lo hiciese, dará cuenta motivada del hecho para que sobre su autor recaiga la pena merecida. Cuidará así mismo del buen ornato, aseo y  limpieza de aquel Caserío, tomando para ello cuantas medidas higiénicas sean necesarias para conservar la salubridad pública en la esfera de la Población Urbana y evitará finalmente todo centro de holgazanería  como juegos prohibidos y demás reuniones que ofendan a la moral y las leyes porque de aquí desgraciadamente es de donde surgen los males y aun los crímenes que lamenta la Sociedad con dolorosa frecuencia. […]” (Actas Capitulares. Sesión de 23 de Julio de 1854. Archivo Municipal de Vera).

En 1858 D. Leopoldo O’Donnell fundó oficialmente la Unión Liberal, partido político alternativo a los dos grandes partidos, el Progresista y el Moderado, que aglutinaba a los moderados más progresistas (conocidos como puritanos) y los progresistas más moderados (llamados templados o resellados). Auténtico partido político de centro que tras las elecciones a Cortes de 31 de octubre de 1858 consiguió la mayoría de los escaños del Parlamento, lo que le permitió perpetuarse en el poder hasta 1863. Este gobierno largo de la Unión Liberal de O’Donnell es considerado como el de mayor estabilidad política del reinado de Isabel II.

Nota electoral del periódico La Época (Madrid, 16/10/1858)

Don Manuel Berruezo asumió el liderazgo de la Unión Liberal en Vera de 1858 a 1861 y una vez constituida Garrucha desde 1861 hasta prácticamente su muerte en 1874. Asimismo, según consta en el periódico madrileño La Época a fecha 16 de octubre de 1858, D. Manuel, a 15 días de las Elecciones Generales para Diputado a Cortes de 31 de octubre, era el candidato unionista frente al moderado D. Cristóbal Campoy Navarro para obtener el acta de Diputado por el distrito de Vera.

No obstante, y a pesar de ganar abrumadoramente el candidato de la Unión Liberal en Vera, el pretendiente que obtuvo la victoria por este partido en este distrito fue sorprendentemente el industrial y propietario Don Antonio Abellán Peñuela, futuro Marqués de Almanzora. Como comenta el Diccionario biográfico de parlamentarios de Andalucía, 1810-1869: “Entró por vez primera en el Congreso de Diputados tras las elecciones de 1858, en representación del distrito de Vera. El fraude electoral, llamada «influencia moral» de la época le otorgó, el 31 de octubre de 1858,  unos 173 votos de los 175 votantes en aquellas «célebres» elecciones amañadas por Adolfo Posada Herrera, ministro de Gobernación”.

D. Antonio Abellán Peñuela
(http://piedrayllora.voila.net/pinceladassobrealmanzora.html)
Los motivos que provocaron la caída de Don Manuel Berruezo a última hora no están claros. No dejar de ser una hipótesis, pero es posible que fuera defenestrado por las fuerzas vivas veratenses al ser uno de los más destacados partícipes en la inminente independencia de Garrucha respecto de Vera, al obtener la segregación oficialmente mediante la Real Orden de 16 de marzo de 1858 firmado por Isabel II y ser designado Alcalde de la naciente Garrucha. Es probable que los veratenses no quisieran que los representara a Cortes un secesionista de su territorio, pero lo cierto es que a dos semanas de las Elecciones Generales él era el candidato por la Unión Liberal, según se ve en la nota de prensa. Parece factible que la clientela política unionista del distrito de Vera buscara días antes de las elecciones a otro candidato con influencia económica en la región, sin mancha secesionista que contentara a todos, y optaran finalmente por el cuevano Don Antonio Abellán, preparándole una victoria asegurada.

Por otro lado, el incremento de las edificaciones en Garrucha como consecuencia del aumento de población hizo que el Ayuntamiento de Vera creara, el 7 de agosto de 1859, una Comisión de Ornato compuesta por el Alcalde Pedáneo (D. Andrés Cervantes), D. Antonio Torres y D. Manuel Berruezo para vigilar “las reglas de ornato, sin fiar la designación de sitios para ellas en el solo juicio de los peritos, que a veces, sin la inteligencia necesaria, disponen de la conveniencia de ciertas concesiones que más tarde se observa perjudican el ornato, dejando calles sin salida, no guardando la alineación en otras, más que el capricho y el interés de los que las solicitan”.

[Continuará]

D. Manuel Berruezo Ayora (1816-1874). Parte II


La minería fue la ambrosía de la alta burguesía almeriense tras el descubrimiento de los filones de plomo argentífero en Sierra Almagrera en 1838 y el posterior boom de la exportación de los minerales del hierro procedentes de la fructífera Sierra de Bédar. Aquellos que tuvieron la capacidad económica para desarrollarse en este sector se hicieron muy ricos, más acaudalados de lo que jamás pudieron soñar. Todo ello provocó una auténtica fiebre minera en el levante almeriense.

Barranco de El Jaroso. Sierra Almagrera (Cuevas del Almanzora). Finales de siglo XIX.
(http://www.versovia.com/2014/12/un-recorrido-por-la-mineria-y-la-vida.html)

Para hacerse una idea de lo que supuso la revolución industrial minera a partir de los años 40 del siglo XIX en Almería, el Catedrático de Universidad D. Andrés Sánchez Picón en su estudio “Minería e industrialización en la Almería del siglo XIX: Explotación autóctona y colonización económica” comenta: Hasta 1868 Almería ocupó el primer lugar dentro de la producción nacional: La suma de valores brutos: 1.526 millones de reales.

Se tiene constancia de que Don Manuel tuvo más de una treintena de minas registradas repartidas por diversos municipios de Almería, principalmente en Bédar, Cuevas del Almanzora (Sierra Almagrera), Mojácar, Gérgal, Oria, Turre y Carboneras. Sus inversiones mineras no hicieron más que incrementar su forjado imperio económico. Además, es considerado, por el experto investigador sobre asuntos mineros D. Juan Antonio Soler Jódar, uno de los pioneros de la minería de Bédar.

Sus minas eran de minerales tales como cobre, plomo o hierro. Algunas de ellas eran: Virgen del Carmen, Alerta, San Ramón, Seis Hermanos, Observador, Los Dos Amigos, San Manuel, San Gabriel, Vulcano, Verdad, Ley…

Es sabido, gracias a las cartas comerciales que se han conservado, que llegó no sólo a especular con las concesiones mineras sino también a la explotación y exportación de hierro o manganesa, sin manufacturar, por la rada de Garrucha.

Anuncio toma posesión Mina Alerta por D. Manuel Berruezo
(BOPA. 17/8/1861)
Asimismo, fue accionista y miembro partícipe en la constitución y gerencia de sociedades mineras con importantes familias de la región como los Orozco. A modo de ejemplo, destaca su participación en la Sociedad Especial Minera de la órbita de Don Ramón Orozco y Compañía que incluía las ricas minas ferruginosas de Bédar: Júpiter, Vulcano, Carabinera, Tormenta y Borrasca.

Por otro lado, tampoco es descabellado pensar la posible participación de Don Manuel en la fundación de fundiciones metalúrgicas con sede en Garrucha como la San Ramón de la familia Orozco o la San Jacinto de la familia Anglada.

Don Manuel, infatigable hombre de negocios, también se dedicó a la compra-venta de propiedades. Además, parte de su capital lo invirtió en el desarrollo de una agricultura moderna y sostenible, hasta donde podía ser entendido en su época, y no desatendió la siembra de cultivos en sus cortijos de Vera, Lúcar, Purchena, Somontín o en el que poseía a las afueras de Garrucha.

Comerciante polifacético también se adentró en la industria del aceite y la harina con molinos para tal misión en Somontín, así como en la industria panificadora en Garrucha.

Por otro lado, de sus cartas comerciales se deduce la guerra que mantenía Garrucha con Águilas (Murcia) en competitividad comercial para ver qué puerto era más próspero. Don Manuel Berruezo hizo siempre todo lo que estuvo en su mano para que Garrucha sobresaliese por encima de aquellas plazas que pudieran rivalizar comercialmente. Su papel en esta tarea fue importante para el municipio, ya que la consolidación de la prosperidad de Garrucha como rada mercante dio mucha mano de obra en los años siguientes.

Como ya se ha dicho, su dinamismo comercial le llevó a ser uno de los empresarios más respetados y acaudalados del levante almeriense. Su vida, dada su posición, también irá ligada, como era propio en los de su clase, a la política. Su importancia en Garrucha será de primer orden como se verá en próximas entradas. Sí puede decirse ya que, alejado de toda corrupción, tiranía u opresión a la clase obrera, siempre trabajó en su faceta como político liberal por el beneficio de la población. Su gestión como primer Alcalde de Garrucha será alabada durante décadas por su honestidad y total entrega a los intereses de los garrucheros.

[Continuará]

martes, 24 de febrero de 2015

D. Manuel Berruezo Ayora (1816-1874). Parte I


Don Manuel nació en el municipio almeriense de Turre el 20 de agosto de 1816. Era hijo del militar de caballería, hacendado, Cabo del Resguardo y héroe de la Guerra de la Independencia, Don Cleofás Berruezo de Aro y Doña Juana Ayora Guevara, hija del veterano militar y empleado de la Real Hacienda D. Fernando Ayora Mellado.

Criado en el ambiente de la naciente burguesía liberal de la época tardo-fernandina, esa nueva élite social que tomaría las riendas del Estado en el reinado de Isabel II, pasó su infancia, posiblemente, a mitad de camino entre Almería capital y el levante almeriense.

D. Ramón Orozco Gerez
(Fotografía tomada del Dicc. 
biográfico de Almería. I.E.A.)
El 9 de septiembre de 1838 contrajo matrimonio en Carboneras con la que fue su gran amor de juventud, Doña Carmen Caravaca Hernández, natural de Níjar (Almería). Cinco años más tarde, en 1843, D. Manuel Berruezo y hermanos se asentaron como comerciantes, con géneros traídos de las Islas Baleares, en una pedanía del municipio de Vera llamada Garrucha. En poco tiempo se convertiría en un comerciante muy destacado, con el monopolio en la exportación de jaboncillo, entrando en los círculos de amistad y en los negocios de familias almerienses tan importantes como, por ejemplo, los Orozco. Con el patriarca de esta familia, Don Ramón Orozco Gerez, el hombre más importante de la Almería de su época, mantuvo una estrecha amistad. Dicho también sea de paso que D. Ramón Orozco estaba emparentado con la familia Berruezo, ya que estaba casado con Dña. Ana Segura Berruezo.

El factor principal que determinó que D. Manuel se asentara en Garrucha fue la mayor importancia que cada vez iba cobrando esta pedanía de Vera, ya que, como puerto natural del levante almeriense, era por donde se exportaban e importaban los géneros mercantiles y, además, con el inicio del boom de la minería almeriense se construyó en Garrucha, por D. Ramón Orozco y socios, en 1841, la fundición San Ramón para beneficiar los minerales de plomo argentífero traídos de la prolífica Sierra de Almagrera, cuyos ricos filones fueron descubiertos en 1838. El levante almeriense se convirtió en poco tiempo en uno de los principales centros metalúrgicos productor y exportador de España.

Sobre el comercio que ejercía Don Manuel Berruezo Ayora en Garrucha nos da idea el listado de Mercaderías que se inventarió en 1872 con motivo de la partición de bienes tras la muerte de su primera esposa: Cacahuetes, azúcar, madera, café, palma, cebada, jaboncillo en piedra y en polvo, jabón, tela cañamazo para envasar jaboncillo, arroz, barrilla, trigo, pleita, bacalao, cogollo de palma, sal, petróleo, enseres navales… Destacando por encima de todas las mercancías, el jaboncillo (talco) con más de 1.700 toneladas de este producto repartidos en sus almacenes de Garrucha, Somontín y Lúcar. Durante décadas fue, sin lugar a dudas, el Rey del Jaboncillo, estando por encima en esta clase de comercio de otras importantes familias de comerciantes como los Huelin, Orozco o Anglada. Durante muchos años obtuvo la contrata exclusiva para la explotación de las ricas minas de jaboncillo de Somontín. En Garrucha disponía de molino para la molienda de este mineral.

Sello de su Casa Comercial presente en sus cartas:
ALMACENES DE GÉNEROS COLONIALES Y DEL PAÍS
FÁBRICA DE JABONCILLO
MANL. BERRUEZO
GARRUCHA

Col. José Berruezo García

El jaboncillo o talco fue y es un mineral muy demandado por su polivalencia. Sus usos hoy día son muy diversos tanto a nivel industrial como doméstico para hidratar y evitar irritaciones en la piel. Industrialmente destaca su uso en las cerámicas, la industria de la pintura, insecticidas, materiales para techado, la industria del hule, relleno de productos asfaltados, papel, fabricación de inodoros, textiles, cosmético, farmacéutico...

La gestión empresarial de Don Manuel estaba enfocada, principalmente, al comercio al por mayor, destacándose como uno de sus grandes clientes la sociedad Alesán y Hermanos del Comercio de Barcelona; dada la gran cantidad de cartas comerciales que han sobrevivido hasta nuestros días. De su carácter como comerciante da fe, por ejemplo, en carta a los citados señores de Barcelona a fecha 15 de agosto de 1854, donde, a raíz de la Revolución de 1854 (también conocida como la Vicalvarada), que sacudió todo el país y que provocó la caída del gobierno moderado en España dijo: "Por aquí todo está tranquilo, y sólo falta dinero para negociar, y aprovechar la ocasión, por la paralización de otros, que el miedo les hace no atreverse a seguir los negocios. Cosa que a la verdad yo desprecio altamente."

BOPA: Relación de comerciantes de Garrucha (11/5/1864)

Las malas infraestructuras terrestres de Garrucha hacían inviable económicamente el transporte por tierra de mercancías, es por ello que Don Manuel fue también consignatario de buques, ya que el único medio de expansión comercial era a través del mar. Su actividad mercantil era esencialmente marítima, por lo que el fletamento de buques de carga que llevasen sus productos y los miles de quintales de talco (jaboncillo) a Europa y otros puntos de España era una de sus labores. La Casa Berruezo fue, por tanto, una de las casas de consignación más antiguas y prestigiosas habidas en Garrucha, que estuvo en activo más de 100 años.

El dinamismo comercial de Don Manuel Berruezo Ayora le llevó a amasar una gran fortuna, siendo uno de los hombres más prósperos del levante almeriense y, particularmente, de Garrucha. Dada su posición invirtió también en la naciente industria minera, que empezaba a generar enormes beneficios a aquellos que tenían la capacidad económica para desarrollarse en esta nueva forma de negocio.

[Continuará]

lunes, 23 de febrero de 2015

D. Bernardo Berruezo Gerez (1875-1908). Parte III


Bernardo, aparte de comerciante, consignatario de buques, periodista, político… tuvo tiempo en su intensa vida para servir también a Garrucha como secretario municipal del Ayuntamiento. De 1905 a 1906 ostentó este cargo, cuya dimisión se produjo el 31 de enero de 1906, justamente a los treinta días de que su hermano D. Pedro asumiera las riendas del gobierno de Garrucha como Alcalde. No es descabellado pensar que para una persona tan dada a las relaciones y viajes comerciales el trabajo de secretario municipal era una atadura para su gestión empresarial.

Por otro lado, Bernardo se rodeó con la crema y nata cultural e intelectual de Almería. Fue un destacado miembro del Casino de Garrucha, lugar de encuentro de la alta burguesía garruchera para hablar, en un clima distendido, de política, negocios, cultura… Asimismo contaba entre sus amigos con, por ejemplo, el célebre poeta D. José Durbán Orozco, con el que pasó muchas tardes recitando poesía y animó a éste a la publicación de su libro Tardes Grises, o el importante novelista, abogado, periodista y diputado republicano D. José Jesús García Gómez.

También quiso adentrarse en el mundo judicial y en 1907 fue uno de los letrados candidatos que optaban a la plaza de fiscal para el juzgado municipal de Garrucha, plaza que al final no consiguió.

Todo parecía ir sobre ruedas para Bernardo, que iba comiéndose día tras día el mundo. Muy pocos a su edad habían conseguido tanto y vivido tan intensamente como él. Su gestión comercial no tenía parangón y la Casa Berruezo parecía que con él al frente de los negocios familiares tenía un futuro muy prometedor en el siglo XX. Pero dicen que todo lo bueno tiende a acabar alguna vez y en esta ocasión de manera sumamente cruel y dolorosa. Unas inesperadas fiebres palúdicas acabaron con la vida de Don Bernardo Berruezo Gerez en Garrucha el 27 de junio de 1908, a la temprana edad de 33 años. Ni los tres mejores médicos de Almería, permanentemente en su lecho, pudieron salvarle la vida, ni hasta cinco doctores reunidos en cónclave pudieron con la enfermedad, ante la impotencia de sus padres, hermanos y su esposa, la ahora viuda Dña. Isabel Cervantes García, con la que se había casado en 1902.

Tanto la prensa almeriense como la nacional se hicieron eco del fallecimiento de Bernardo. He aquí algunos ejemplos:

Nota de La Independencia (Almería, 1/7/1908)

Nota de El Liberal (Madrid, 13/7/1908)
Sr. Dr. de LA CRÓNICA MERIDIONAL
Muy señor mío: Después de larga enfermedad, falleció en esta localidad el día 27 del pasado Junio, el conocido político y comerciante D. Bernardo Berruezo Gerez.
El finado, que reunía excelentes cualidades, ha sido muy sentido por todos.
Su entierro fue una verdadera manifestación de duelo, habiendo estado concurridísimo.
Nuestro más sentido pésame a su distinguida familia.
(La Crónica Meridional, Almería, 12 de julio de 1908)
Contrastes de la vida
Dos solemnidades se han verificado en la Iglesia Parroquial de Garrucha, ambas muy concurridas, y que despertaron encontrados sentimientos en todos. El sábado honras fúnebres por el alma del inolvidable y querido amigo D. Bernardo Berruezo: el domingo, la primera misa celebrada por el novel presbítero y también querido amigo D. Antonio Moreno Quesada.
Gran muchedumbre invadió el templo el sábado; inmensa concurrencia lo llenó el domingo.
Para asistir a la fúnebre ceremonia llegó a Garrucha gran contingente de amigos del finado, procedentes de Vera, Cuevas, Turre y Mojácar, deseosos de manifestar sus simpatías a la distinguida familia de Berruezo. La nave central de la espaciosa iglesia era pequeña para contener la larguísima fila de bancos reforzados por dos filas más de sillas, y allá en el fondo, presidiendo el duelo, D. Simón Fuentes y D. Diego Cervantes, hermanos políticos del finado; D. Cleofás Berruezo y D. José Fuentes Berruezo, parientes también muy cercanos del pobre Bernardo. Por las capillas, enlutadas que lloraban, amigos que contenían sus lágrimas en el pañuelo.
En el centro altísimo túmulo rodeado de coronas: una de la viuda afligidísima; otra de los padres, ¡de los desconsolados viejos!, las demás, de sus hermanos, de sus sobrinos, de varios amigos, del Casino de Garrucha…
Comenzó la solemne vigilia… llegó el postrero requiescat in pace… empezó a desfilar la concurrencia… La mañana era espléndida; la hermosa estación brindaba con todas sus galas a gozar de la vida… Y sin embargo, la muerte implacable había congregado toda aquella gente para llorar al querido amigo, al activo hombre de negocios, al hijo ejemplar, al esposo amante…
Si la hora del duelo es también la de cantar las alabanzas del finado ¡cuánto no podría decirse del pobre Bernardo!
¡Qué consuelos hemos de llevar a su familia! No contened las lágrimas. ¡Lloradlo! ¡Bien se lo merecía! ¡Pero no olvidad tampoco que Dios, en su inmensa misericordia, lo habrá atraído a su seno!
El Corresponsal.
Garrucha 6 de Julio de 1908.
(La Independencia, Almería, 8 de Julio de 1908)
Las excelentes cualidades de Bernardo como persona quedaron manifiestas en su funeral, donde acudieron todas las clases sociales a despedir y acompañar a tan importante y trascendente joven en la Historia de Garrucha en su camino hacia el eterno descanso en el Panteón familiar. Seguramente de no haber fallecido la historia de la familia Berruezo hubiera sido distinta y posiblemente también la de Garrucha.
A su muerte, sus prósperos negocios fueron asumidos por su padre y por su hermano D. Francisco.

La Casa Berruezo se vistió años de luto, los espejos fueron cubiertos con trapos negros, se prohibió reír, hablar en tono elevado, etc. Nunca fue bastantemente llorada la muerte de este gran hombre. Su temprana muerte le ha quitado el protagonismo que se merece en la Historia de Garrucha y no ha sido lo suficientemente estudiado por parte de los actuales historiadores del levante almeriense.

Su efímera vida sólo la concibió de una forma: luchar intensamente contra las injusticias sociales y por el progreso de su querido pueblo, nunca se rindió en su misión y pensó que la regeneración del municipio era posible. Como él mismo dijo en uno de sus artículos donde soñó con una futura y próspera Garrucha en un hipotético año 1920: Los pueblos que de inertes se transforman en laboriosos y trabajan por su engrandecimiento, consiguen lo que vosotros habéis logrado: Hacer de un país miserable, una inagotable fuente de riqueza.
Mito en vida, su muerte dio paso a la leyenda familiar del gran Bernardo Berruezo Gerez.