domingo, 19 de abril de 2015

Evolución demográfica de Garrucha (1845-2014)


Panorámica de Garrucha. Año 1900. Fotógrafo: F. de Blain.
(Extraída Archivo Diputación Almería)

Es necesario para comprender la Historia de Garrucha hacerse una idea, aunque sea genérica, de cómo evolucionó demográficamente dicho municipio a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y siglo XX; la época en la que les tocó vivir a la mayoría de los biografiados en este blog.

Garrucha empezó a crecer demográfica y económicamente al albor del comercio y la minería, tras el descubrimiento en 1838 de los filones de plomo argentífero en Sierra Almagrera (Cuevas de Almanzora). Gracias a ello, se construyeron fundiciones mineras en el municipio, como fue la de San Ramón en 1841, promovida por la familia Orozco, y la de San Jacinto en 1860, creada a instancias de la familia Anglada. Entre otras fundiciones mineras del levante almeriense que exportaban por la rada de Garrucha, cabe destacar la de San Antonio, ubicada en Los Lobos (Cuevas del Almanzora), propiedad familiar, a cuyo frente estuvo Don Antonio Berruezo Ayora desde 1875.

En poco tiempo Garrucha se convirtió en puerto natural exportador de gran parte de la riqueza minera del levante almeriense, aumentando su importancia territorial hasta situarla entre las villas comerciales e industriales más importantes de España.

Gracias al Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar realizado por D. Pascual Madoz entre 1846 y 1850 se puede conocer la población de Garrucha en 1845, cuando todavía era una pedanía de Vera: 1203 habitantes. Dato histórico de importancia y que es tomado en esta entrada como punto de partida para estudiar la evolución del municipio. Además y gracias también a los datos aportados por los Censos de Población de los municipios de la provincia de Almería que existen para Garrucha desde 1860 hasta el presente, se puede elaborar el siguiente gráfico ilustrativo de la evolución demográfica de la villa:


Garrucha, pese a remontarse su origen a tiempos remotos, surge como villa independiente segregada de Vera el 1 de enero de 1861 (Ver: D. Manuel Berruezo Ayora. Parte IV. Primer Alcalde de Garrucha).

La creación de Garrucha como municipio independiente fue una realidad gracias a importantes familias almerienses como los Berruezo y los Orozco, asentadas a principios de los años 40 del siglo XIX como comerciantes e industriales de gran transcendencia para la villa. Estas familias supieron adelantarse y ver en Garrucha el futuro importante enclave geoestratégico comercial en que se iba a convertir en los años venideros con la incipiente industria minera y no dudaron en promover su constitución.

El primer Alcalde de Garrucha, como ya se ha visto, fue D. Manuel Berruezo Ayora, próspero comerciante, propietario e inversor minero, que gobernó sobre una población de poco más de 2000 habitantes. Bajo su excelente mandato de 1861 a 1863, el municipio fue dotado de Municipalidad Independiente, Administración de Aduanas y Rentas Estancadas, Ayudantía de Marina, Sanidad Marítima, Compañía de Carabineros del Reino, Intervención de Minas, Feria, la Fundición de plomos San Jacinto, médico y viceconsulados inglés y francés. Además se aprobó la construcción del Ayuntamiento, cárcel y Escuela de Instrucción. Como dijeron en su obra de 1921, Historia de Garrucha, los autores Ramón de Cala López y Miguel Flores González-Grano de Oro: “…aquel primer Ayuntamiento de Garrucha hizo por la población en un año más que todos los que le han seguido hasta nuestra época, demostrando verdadero cariño al pueblo y una voluntad firme y decidida de trabajar por su bien; ejemplo que debieran imitar todos los ciudadanos… He aquí la obra de unos cuantos patriotas.”.

En las décadas de 1860, 70 y 80 se consolida el auge demográfico de Garrucha al compás del enorme trabajo que originaba su rada como consecuencia del comercio y la exportación de la riqueza minera del levante almeriense. Destaca con especial importancia económica para Garrucha la procedente de las minas de Sierra Almagrera y de las minas ferruginosas de Bédar. 

Muchas familias de la alta burguesía del levante almeriense se vincularon al sector minero al ser un negocio que generaba enormes beneficios, como fue el caso de la familia Berruezo. En este sentido cabe destacar las figuras históricas familiares de Don Manuel Berruezo Ayora, Don Francisco Berruezo López, Don Pedro Berruezo Soler, Don Juan Francisco Berruezo Torres, Don Cleofás Berruezo Castaño, etc.

En esos años, Garrucha se convirtió en uno de los puertos comerciales más importantes de España, con la llegada anual de centenares de buques mercantes y de pasajeros. Asimismo, la villa se transformó en un municipio muy cosmopolita y atractivo con la llegada de acaudalados inversores españoles y extranjeros. Se implantaron diversas casas consulares, como por ejemplo, las de Alemania, Austria-Hungría, Francia, Grecia, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Portugal, Noruega, Uruguay y Perú.

La siguiente imagen da idea de la posición de Garrucha en la exportación de hierro con respecto a otros importantes puertos industriales de España:

El Eco de Levante (Garrucha, 8/5/1901)

En 1910 la alta burguesía garruchera (familias como la Berruezo, Durbán, Gea, Moldenhauer, Fuentes, Segura…) vivían en la opulencia en un municipio que había multiplicado por tres su población desde su constitución en 1861 y ya contaba con más de 6300 habitantes. Todo ello debido a varias décadas de bonanza económica en la que se exportaba al extranjero grandes cantidades de minerales (talco, plomo e hierro, fundamentalmente), esparto, mármoles y otros productos.

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914 y la consiguiente posguerra iniciada en 1918, que originaría una enorme crisis económica a nivel internacional que duraría años, Garrucha sufrió un enorme y durísimo retroceso financiero al paralizarse el comercio de la minería. Los países beligerantes en la Gran Guerra que tenían altas inversiones e intereses económico en el levante almeriense cesaron su actividad. Garrucha, basada principalmente su economía en la exportación nacional e internacional de minerales, se vio arrastrada a la crisis global y se originó un terrible paro obrero, que desencadenó una fuerte emigración y miseria en Garrucha, ya que la economía basada en la pesca resultaba insuficiente.

Ya, desde principios del siglo XX, las élites intelectuales y adineradas del municipio viendo la dependencia de la minería para las arcas garrucheras y su carácter temporal, pedirían con agónico tesón y clamor popular la construcción del ferrocarril de Lorca a Almería con un ramal que pasase por Garrucha o Vera, ya que era la única forma de motivar y regenerar la economía de la comarca. En este sentido cabe destacar la excepcional defensa a ultranza de la construcción del ansiado ferrocarril efectuado por Don Francisco Berruezo López y Don Bernardo Berruezo Gerez, éste último desde su posición como redactor en el periódico de tirada local “El Eco de Levante” de Garrucha y nacional “El Liberal” de Madrid. La construcción de la citada línea férrea hubiera supuesto una completa redención, ya que la región poseía unas infraestructuras de caminos y carreteras pésimas, que hacía inviable un comercio rentable económicamente por tierra.

Garrucha continuaba decadente en los años 20 y 30 del siglo XX porque apenas nada mejoraba. Jamás se construyó el ferrocarril ni tampoco parecía importarle a los diferentes Gobiernos de España el mal que se cernía sobre los municipios del levante almeriense. Sólo las destacadas familias que tenían inversiones más allá de la minería pudieron capear el fuerte declive económico y asistir dentro de lo posible a los más necesitados de Garrucha. Quizás lo más destacable de estos años fuese el inicio en 1931 de la construcción del puerto de Garrucha, una obra que llegaba más de 40 años tarde. Hay que recordar que siendo Alcalde Don Francisco Berruezo López se elevó en 1888 carta al Ministro de Fomento solicitando esta construcción. Hasta entonces el comercio había sido por la rada de Garrucha con ayuda de embarcaciones como se ilustra en la fotografía siguiente:

Buque descargando en Garrucha. Hacia 1900. Fotógrafo: F. de Blain

En 1930 Garrucha había perdido 2000 habitantes respecto a su situación en 1910, lo que da idea de la emigración progresiva que sufrió el municipio tras el gran paro obrero como consecuencia el inicio de la Primera Guerra Mundial y la paralización de la minería. Garrucha perdió un tercio de su población.

Vista aérea de Garrucha en la actualidad

En 1940 la población cayó hasta los 3000 habitantes, en treinta años había perdido la mitad de su población, atrás quedaron los años dorados en los que Garrucha ostentó más de 6300 habitantes. En el año 1981 el municipio contaba con la misma población que en 1940, que a su vez era la misma que en 1877, una triste situación reflejo de una fuerte emigración. Garrucha sufriría una merma constante de habitantes hasta que poco a poco fue recuperándose a finales del siglo XX. Hoy día es un pueblo de atractivo turístico para veraneantes. Su comercio y economía está principalmente basada en el turismo, la pesca y la exportación de yeso. Actualmente Garrucha cuenta con más de 8500 habitantes y con posibilidades de un mayor desarrollo.

jueves, 16 de abril de 2015

D. Cleofás Burruezo de Aro (1773-1839)


Don Cleofás nació en Turre (Almería) el 14 de enero de 1773. Era hijo de Don Jacinto Burruezo Soler, hacendado y Alcalde ordinario de Turre, y de Doña Antonia de Aro Sáez, perteneciente a una familia acomodada de Mojácar y Cabrera.

Soldado del Regimiento Costa de Granada
Creación del Arma: 1735. Uniformidad año 1791.
Joven inquieto, Don Cleofás decidió, a los 17 años, servir en los Reales Ejércitos de Su Majestad el Rey Don Carlos IV. Sentó plaza como soldado de caballería ligera en el Regimiento Costa de Granada el 4 de septiembre de 1790 con acuartelamiento en Vera (Almería). La misión de este cuerpo militar era “patrullar continuamente la costa (del Reino de Granada), particularmente de noche y había de advertir en lo que corresponde a la seguridad de la costa y a precaver al contrabando”, según comenta el historiador D. Enrique Silva Ramírez en su artículo “Las Defensas de la Costa de Almería en los siglos XVIII y XIX”.

Allí entabló buena amistad con Don Fernando Ayora Mellado, su mentor profesional, un veterano militar del mismo Arma que él y que venía sirviendo en el Ejército desde tiempos de Carlos III. Gracias a la buena relación que siempre mantuvo con este hombre, conoció a su hija, Doña Juana Ayora Guevara, con la que acabó casándose en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Vera el 10 de mayo de 1797. Fruto de este enlace matrimonial nacieron once hijos: Jacinto, Fernando, Pedro, Cleofás, Juan, Ana María, Diego, Manuel (muerto a los dos años), Francisco, Manuel y Antonio. La mayoría de sus hijos tendrán una manifiesta influencia en los municipios donde residieron en las décadas siguientes.

Mapa de Andalucía de los cuatro Reinos en 1789. El Regimiento Costa de Granada patrullaba toda su extensa costa.
(«4reinosandalucia» de Jompy - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons)

Húsar de Olivencia. Año 1802
En 1802 se produjo una reestructuración de los Cuerpos de Caballería del Ejército, pasándose a denominar el Regimiento Costa de Granada: Regimiento de Olivencia 3º de Húsares. Así pues, Don Cleofás siguió sirviendo como húsar en la 10ª Compañía del citado Regimiento en el Ejército Español hasta que en junio de 1803 solicitó su licencia para poder ingresar como Dependiente del Resguardo en la Real Hacienda. Su primer destino fue a la partida de Mojácar. La decisión de migrar del Ejército a Hacienda la tomó también su suegro, D. Fernando Ayora. 

Gracias al artículo “El Resguardo del contrabando en las costas malagueñas” de la Doctora en Historia de la Universidad de Málaga, Doña Pilar Pezzi Cristóbal, podemos llegar a comprender los orígenes, el funcionamiento y estructura del Cuerpo del Resguardo en la Real Hacienda:

“La existencia de prácticas ilícitas que perjudicaban los ingresos de la Real Hacienda se incrementó considerablemente en el siglo XVIII, amparándose en el enorme beneficio que podía obtenerse de unos productos muy demandados.
Este comercio ilegal causó graves daños a los valores de Rentas Generales o aduanas, sobre todo en la rama de tejidos y la Renta de Tabaco, este último un género monopolizado por el Estado. Por ello ambas organizaron fuerzas de Resguardo, grupos armados que patrullaban las costas y campos buscan­do traficantes o contrabandistas y confiscándoles sus géneros, fuerzas que se desarrollaron especialmente desde el fin de la Guerra de Sucesión. Aunque la actuación y distribución de fraudes solían coincidir en autores, entramados y estrategias, sus peculiaridades indujeron a una cierta especialización: las primeras ejercían una vigilancia estática en aduanas, costas y lugares estraté­gicos donde inspeccionar viajeros y mercancías, mientras el tabaco precisaba una atención activa y en constante movimiento, con patrullas en los caminos e incluso registros domiciliarios nocturnos.
La trayectoria de ambos resguardos fue pareja durante el Setecientos, su similar dedicación y los elevados gastos de mantener esta duplicidad, acaba­rían decidiendo a la Real Hacienda sobre la conveniencia de unificarlos. […] Finalmente, en 1740 se decidió la unión de ambos resguardos, ratificada por Reales Órdenes en 1743, sin duda debido al cambio sufrido por las adua­nas, que pasaron del arrendamiento a la administración directa por la Real Hacienda. El sostenimiento de ambas fuerzas por parte del Estado y las acu­ciantes necesidades económicas estarían en la base de la profunda reorganiza­ción que sufrieron a nivel provincial para intentar racionalizar sus cometidos y organización. Entre los logros más sobresalientes de este periodo podemos citar el desarrollo de las rondas para vigilar costas y caminos, el considerable aumento de efectivos y la introducción de la disciplina militar que dotó a los partidos de una estricta jerarquía.
El carácter y el estado físico de estos hombres, su eficiencia, su resistencia a la tentación permanente o su tolerancia, tal y como eran valorados por sus superiores, marcaban, no sólo las posibilidades reales de lucha contra un fraude que traía de cabeza a la Real Hacienda, sino las vivencias de esa lucha titánica por un personal “muchas veces al borde de la desesperación” tanto física como anímicamente, pero al mismo tiempo con una serie de privilegios que los vinculaban fuertemente al Real Servicio.
Los cabos eran los de mayor rango dentro del partido, teniendo a su cargo a todas las fuerzas del resguardo. […] 
Se denominaban tenientes, aquellos ministros montados que dirigían las sa­lidas de ronda, sin que podamos equiparar este nombre con el empleo militar, puesto que la jerarquía en las rentas difería sustancialmente de ella.[...]”

La jerarquía del Resguardo en una partida era:
  1. Cabo (Jefe de la partida o puesto)
  2. Teniente (Mando de la patrulla)
  3. Dependiente montado
  4. Dependiente a pie
Profesión dura, sin lugar a dudas, donde se valoraba la honradez, honorabilidad y un intachable pasado en el servicio militar que garantizara un desempeño leal y eficiente de sus funciones. La Real Hacienda era muy exigente con estos funcionarios estatales, ya que como se ha leído era fácil y común caer en la tentación del fraude o hacer la vista gorda. Además no eran bien vistos en las poblaciones rurales costeras, donde trabajaban, ya que con una paupérrima calidad de vida y míseros jornales con los que subsistir, el pueblo era propenso a favorecer el contrabando y a la protección de estos delincuentes con la pasividad de muchas autoridades locales.

Trabajando como Dependiente montado del Resguardo se encontraba Don Cleofás Burruezo cuando estalló la Guerra de la Independencia (1808-1814) en España.

Para situar el contexto histórico y comprender la participación de Don Cleofás Burruezo de Aro en la citada contienda bélica, es recomendable visualizar los siguientes vídeos genéricos sobre las Causas que provocaron el conflicto y el desarrollo de la dicha Guerra de la Independencia en España:


Ante los sucesos madrileños del 2 de mayo de 1808 y el consecuente levantamiento popular contra el invasor francés, Don Cleofás no dudó en ponerse de parte del pueblo y combatir desde su posición a las tropas napoleónicas con riesgo constante de su vida. 

Defensa del parque de artillería de Monteleón en Madrid el 2 de mayo de 1808. Autor: Joaquín Sorolla

Las capitales de provincia de la Andalucía Oriental no fueron ajenas a la invasión de las tropas napoleónicas, como era de esperar. Almería fue ocupada por los franceses de marzo de 1810 a octubre de 1812 y Granada de enero de 1810 a septiembre de 1812. La misma suerte corrió el levante almeriense, Vera, por ejemplo, fue tomada por los invasores franceses el 15 de febrero de 1811.

Certificación sobre Don Cleofás expedida
por su jefe Don Francisco Delgado en 1814

Col. José Berruezo García
Cortesía Juan Antonio García Berruezo
Poco antes de la llegada de los franceses al levante almeriense, Don Cleofás se encontraba trabajando como Dependiente y Escribano del Resguardo de la partida de San Juan de los Terreros (Pulpí, Almería), sirviendo a las órdenes del Cabo Principal Don Francisco Delgado. Además, al ser el hombre de confianza de este superior ejercía las funciones de Cabo accidental en caso de ausencia o enfermedad de su jefe. Asimismo, a instancias del Visitador Don Vicente Calleja, Don Cleofás junto a siete compañeros más del Resguardo capturó en 1809 a uno de los contrabandistas más famosos de la región, Francisco Feliciano, que estaba causando importantes perjuicios a la Real Hacienda.

Aunque Don Cleofás residía en Vera, hacia 1811 estableció a su mujer e hijos en Turre, donde la familia Berruezo había gozado de una posición destacada durante el siglo XVIII y poseía propiedades. El cambio de residencia pudo estar motivado por la debastadora epidemia de fiebre amarilla que asoló Vera en 1811-1812 y que acabó con la exorbitante cifra para la época de 1400 personas. También es posible pensar que dado que Vera fue tomada por los franceses en febrero de 1811, y sus conocimientos militares, el establecimiento de su familia en Turre pudiera ser más seguro dentro de la inseguridad del momento, ya que al estar situado el municipio turrero a los pies de la imponente Sierra Cabrera, ésta podría ser lugar de refugio en caso de necesidad acuciante.

Como se ha comentado, Don Cleofás Burruezo se puso del lado de los patriotas españoles y combatió a las tropas napoléonicas desde su posición como funcionario de la Real Hacienda. Así lo certificó su superior D. Manuel Zurita:

Manuel Zurita, Cabo de todas Rentas Reales de esta Provincia. Certifico: Que el Dependiente montado de la misma Don Cleofás Burruezo, al momento que los Enemigos penetraron los puntos de Despeñaperros, salió conmigo para la Capital de Granada en virtud de orden superior, pero habiendo ya invadido los Franceses las cuatro provincias Andaluzas nos fue preciso regresar a los respectivos destinos, pero luego que Don Antonio Osorio y Calbache se estableció con su comisión en las Alpujarras, al momento salió el expresado Burruezo con los Dependientes de su Partida bajo su mando por no haberlo hecho su Cabo, ni Teniente, poniéndose bajo mis órdenes donde permaneció ejerciendo las funciones de Cabo interino, como luego que los referidos Enemigos invadieron dichas Alpujarras se retiró en mi compaña por las más ásperas montañas padeciendo las miserias mayores que se pueden considerar, en segunda pasó en igual forma incorporándose con el Sr. Intendente D. Manuel de Ibarrola donde ha permanecido a mi lado desempeñando cuantas comisiones se le han conferido, como son extrayendo granos de diezmos y terrías , y contribuciones de dinero impuestas por el dicho Sr. Intendente de los Pueblos dominados por los Pérfidos, habiéndose hallado varias veces cortado por los dichos Enemigos, como fue una de ella hallándose en villa de Huercal Overa, que entre los individuos que llevaba a mi mando hicieron Prisioneros los Franceses dos soldados de Caballería del Regimiento de España, que se hallaban en aquel acto en dicha villa, en seguida pasamos a los Campos de Pulpí donde aprehendieron a los Dependientes D. José Peñarrubia, D. Luis de Sola, D. Francisco de Torres y al momento fueron fusilados por las espaldas, y otra que omito por ser molesto, considero al indicado Burruezo acreedor a cualesquiera ascenso. Y para que le conste donde convenga, le doy la presente que firmo en Almería a primero de octubre de 1812. Manuel Zurita.

Certificado que expidió a su favor D. Manuel Zurita, Cabo del Resguardo de esta Provincia en primero de octubre de mil ochocientos doce, entre otros servicios que prestó a Caballo el D. Cleofás Burruezo en la partida de Levante libre de las tropas Francesas resulta que fue sorprendido por estas y librándose de ser prisionero con pérdida de la vida como lo fueron en Huercal Overa dos soldados de Caballería de España donde se hallaban, (fue) descubierta por la partida del llamado Joven Comandante Francés, quien fusiló por la espalda en la Población de Pulpí a tres empleados que se dirigían a la Ciudad de Lorca conduciendo desertores del Ejército.
Don Cleofás, dada sus cualidades para el mando, el respeto y seguridad que irradiaba su persona honesta e íntegra, y la ausencia de Cabos, huidos o desaparecidos durante el conflicto bélico, que gobernaran el funcionamiento de las diferentes partidas en la región, asumió, motu proprio, el mando de la partida de Carboneras durante lo que duró la Guerra de la Independencia en el levante almeriense. Cargo que fue ratificado por el Intendente Don Manuel de Ibarrola: "En vista de los mejores servicios que practicó en favor de la Patria por reglamento que formó en cumplimiento de las órdenes de Su Majestad y la Regencia del Reino por cuyos méritos fue nombrado Cabo interino de Carboneras por el Intendente de la Provincia D. Manuel de Ibarrola". 

Carga de caballería en Bailén en 1808. Autor: Ferrer-Dalmau

Organizando a sus hombres hizo batidas, vigiló los movimientos enemigos desde los apostaderos de la Sierra, administró económicamente la región bajo su control y avitualló a la resistencia y al ejército patriota. Asimismo formó parte de las Juntas Locales, y prestó ayuda y socorro a la población patrullando el levante almeriense ante los desmanes del ejército francés. En los años que duró la guerra perdió buenos amigos, pasó calamidades y fue perseguido ferozmente por los franceses; tiroteado y apresado en una ocasión pudo zafarse de sus captores. 

Carga de Húsares franceses. Autor: Ferrer-Dalmau
Con hijos pequeños y sufrida esposa, a veces las circunstancias históricas hacen que uno se vea inmerso en situaciones que nunca espera que vayan a producirse, y es cuando luchar por una causa que crees justa y noble está por encima de todo lo demás, incluso de tu propia vida. Él lo creyó así, la independencia y libertad de España fue seguramente su anhelo, como el de la mayoría de los españoles, aunque también, en el terreno personal y humano, expulsar de su “casa” a esos que hacen daño a sus seres queridos.

También durante la Guerra estuvo en Ugíjar (Granada) hasta el 12 de septiembre de 1811 comisionado en los apostaderos de observación de las tropas francesas cuando invadieron esta Provincia. Asimismo, en certificaciones que hicieron sus superiores en las fechas 24 de mayo y 22 de septiembre de 1811 resaltaron su labor: "como comisionado para la requisa de víveres y caudales aparece que el D. Cleofás Burruezo desempeñó con la mayor exposición los cometidos que le fueron encargados entregando en el Tercer Ejército los intereses y utensilios que le fueron confiados".

Se mantuvo como Cabo hasta que terminado el conflicto bélico en la zona fue relevado del mando el 3 de agosto de 1813 por el Cabo Propietario D. Manuel García Luengo. Tras esto, regresó a desempeñar sus funciones en la partida de Carboneras.

Tal prestigio y fama se había ganado durante los años que duró la Guerra de la Independencia que fue nombrado Cabo y el 28 de marzo de 1815 recibió el mando de la partida de San Felipe de los Escullos (Níjar, Almería) para el gobierno económico de esa región de Almería y la lucha contra el contrabando.

Castillo de San Felipe de los Escullos (Níjar, Almería).
Al mando del mismo estuvo Don Cleofás Burruezo de Aro de 1815 a 1830

Hacia 1830 la salud de D. Cleofás se resentía debido la intensa y dura vida que llevaba en el desempeño fiel y leal de sus funciones. A su espalda lleva un servicio de cerca de tres décadas en el Resguardo y más de diez en el Ejército. Finalmente, el 28 de febrero de 1830 fue trasladado a la 10ª Partida fija de Almería, un puesto algo más tranquilo para su resentida salud.

El 7 de junio de 1834 falleció su esposa, la gran Doña Juana Ayora Guevara, verdadera heroína familiar que tuvo que bregar en difíciles momentos con nueve hijos pequeños durante la Guerra de la Independencia y la posguerra.

Finalmente, quebrantada su salud y abatido por la muerte de su mujer, Don Cleofás cesó como funcionario de la Real Hacienda el 1 de junio de 1835 en Almería, tras más de 40 años al servicio de España. Decidió marchar a sus posesiones de Turre, donde falleció entre la admiración y el respeto de sus hijos y del pueblo turrero el 14 de mayo de 1839, a la edad de 66 años.


Su muerte puso fin a la apasionante vida de este Héroe de la Guerra de la Independencia. Uno de esos héroes anónimos que no aparecen en los libros, pero que sin la contribución de éstos la Historia de España no hubiera sido la misma.

Don Cleofás Burruezo de Aro fue un pilar importante dentro de la historia familiar, ya que fue el padre y mentor de esa gran saga de hermanos, los Berruezo Ayora, a los que transmitió valores perennes como lealtad, patriotismo, abnegación, afán de superación, disciplina y servicio público. Sin lugar a dudas, sentó las bases en el hogar familiar de esa naciente y pujante burguesía liberal que tomará las riendas del Estado en el reinado de Isabel II. Sus hijos serán ejemplo de ello y, con la educación y posición social que heredaron, honrarán las enseñanzas y memoria de su padre sobresaliendo en diversos campos profesionales como el militar, comercial, industrial, político... en las décadas siguientes.

jueves, 2 de abril de 2015

D. Francisco Berruezo Gerez (1882-1971)


Don Francisco nació en Garrucha el 22 de febrero de 1882. Era hijo de D. Francisco Berruezo López y Dña. María del Mar Gerez Segura. Fue el hijo más pequeño habido en el matrimonio Berruezo-Gerez.

Don Francisco Berruezo Gerez
Fotógrafo: F. de Blain. Hacia 1910.
Col. José Berruezo García

Cortesía María José Berruezo Serrano
Hijo de una de las familias más importantes del levante almeriense, su vida siempre estuvo acompañada de un interés público. Prueba de ello son los siguientes ejemplos recogidos en la prensa:

Nota del periódico La Provincia (Almería, 14/3/1899)

La mejoría por un simple resfriado era recogido en la prensa local.
Nota de El Eco de Levante (Garrucha, 8/11/1900)

Fue demasiado joven para subirse al carro de los regeneracionistas garrucheros de 1898, entre los que se encontraban su padre y hermanos D. Pedro y D. Bernardo, pero influido por el espíritu progresista y redentor de éstos, no tardó en adentrarse en la política local y tener una posición muy destacada entre aquellos nuevos regeneracionistas pertenecientes a la generación del 14, herederos naturales de aquellos surgidos tras el Desastre del 98.

Si su padre tuvo como referente político a Don Emilio Castelar; Don Francisco Berruezo Gerez tuvo como referente a uno de los políticos más destacados del siglo XX en España: Don Melquíades Álvarez Gónzalez-Posada.

El asturiano Don Melquíades Álvarez (1864-1936), apodado El Tribuno o El Pico de Oro por su gran oratoria, abogado y diputado a Cortes, fundó en 1912 el Partido Reformista en España. Este partido político regeneracionista de centro democrático y corte liberal abogaba por una España laica; además era contrario a la España de los viejos partidos políticos salpicados de corrupción y de las prácticas caciquiles en los pueblos; era de cierta tendencia republicana aunque no le desagradaba la monarquía, siempre y cuando el Rey asumiera su papel constitucional, no se opusiese a la democratización real del país y no interviniese en la vida parlamentaria. En ciertos aspectos, muy similar en su proceder como partido al posibilista de Castelar de la última etapa. En el Partido Reformista militaron célebres personalidades como Azaña, Ortega y Gasset, Pérez Galdós, Azcárate, Fernando de los Ríos, Miguel Moya...

D. Melquíades Álvarez
En 1922 Don Melquíades accedió a la presidencia del Congreso de los Diputados, pero pronto sus aspiraciones políticas y su anhelo de convencer al Rey Alfonso XIII de la necesidad de acometer una auténtica reforma democrática en España se vieron truncadas ante los célebres obstáculos tradicionales para el progreso del país, obstáculos que ya enunció el célebre político progresista Don Salustiano Olózaga en el siglo XIX: La Corona, el Ejército y la Iglesia. El golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923 y el inicio de la Dictadura (1923-1930) dieron al traste con cualquier acometida democrática para regenerar España.

Difíciles momentos para la España de las primeras décadas del siglo XX, en la que el asesinato de Cánovas del Castillo en 1897 y la muerte de Sagasta en 1903 dieron término a un siglo, a un sistema de turnismo entre conservadores y liberales, iniciado en 1875, que fue exitoso en su momento y que sus sucesores continuaron no con demasiado éxito ante los nuevos problemas políticos, económicos y sociales de España. El terrorismo anarquista, el fulgurante socialismo, las manifestaciones obreras, la crisis económica y política, y la Guerra de África fueron las principales causas que abatieron la España del primer tercio del siglo XX. El asesinato de diversos presidentes del Gobierno como Cánovas, Canalejas o Dato hizo naufragar la estabilidad política del país, que con el turnismo político fue incapaz de navegar ante las dificultades que se le presentaron a la nación; la sinergia de todo esto provocó la irrupción de Primo de Rivera  y el inicio de la Dictadura en 1923.

En Garrucha, el Partido Reformista de Melquíades Álvarez estuvo presidido por Don Francisco Berruezo Gerez y Don Vicente Martínez Piñero, este último, amigo y correligionario político de la familia Berruezo, que fue secretario municipal (1906-1911), juez municipal de Garrucha (1911-1918) y Teniente de Alcalde (1918-1923) bajo la Presidencia de la Alcaldía de Don Pedro Berruezo Gerez. En Garrucha los reformistas abogaron por la regeneración del municipio con medidas redentoras como la construcción de ferrocarril de Lorca a Almería y otras.

La Crónica Meridional (Almería, 22/2/1914)

Como máximo exponente de aquel reformismo de 1914, los garrucheros contaban con la figura política de Don Augusto Barcia, amigo de la familia Berruezo y que llegó a ser Diputado a Cortes por el distrito de Vera de 1916 a 1923, ministro de Estado y Gobernación, y Presidente del Consejo de Ministros de la II República durante la Guerra Civil Española.

Don Francisco Berruezo Gerez fue concejal muchos años en el Ayuntamiento de Garrucha, prácticamente desde que su hermano asumió el gobierno municipal como Alcalde en 1906 hasta la salida de éste en 1923 como consecuencia de la Dictadura de Primo de Rivera. También desempeñó diversos cargos municipales como Oficial de Estadística en 1916, Administrador de los Arbitrios del Ayuntamiento en 1931, Agente Ejecutivo para el cobro de los cobros que existiesen a favor del Ayuntamiento de Garrucha en 1953, etcétera.

Nota de El Radical (Almería, 20/2/1917)

BOPA (12/3/1953)

Toda una personalidad en la Garrucha de su época, también participó activamente durante mucho tiempo en la organización de los festejos de la villa, ya fuese para la feria u otros festivales, y fue largos años miembro de la Junta Directiva del importante Casino de Garrucha, que era presidido por el veterano Don Cleofás Berruezo Castaño. El Casino era lugar de encuentro de la alta sociedad garruchera donde se charlaba en un clima distendido de política, negocios, cultura... Contribuían al engrandecimiento del municipio en todos los ámbitos.

Todo esto demuestra que Don Francisco Berruezo Gerez fue un hombre muy activo y comprometido con Garrucha, ya que, por ejemplo, su nombramiento anteriormente descrito de 1953 fue a la edad de 71 años, lo que denota el interés de D. Francisco por el servicio público durante toda su vida.

Participación de D. Francisco Berruezo
Gerez en la organización de las Regatas
y fiestas religiosas en los festejos de verano
de 1914 en Garrucha.
El Porvenir (Garrucha, 31/7/1914)

Por otro lado y volviendo a los primeros años del siglo XX, en 1907 el Alcalde Don Pedro Berruezo Gerez nombró a su hermano D. Francisco gestor de sus negocios para así poder dedicarse con total entrega a la política local. Asimismo, Don Francisco, tras la muerte de su hermano Don Bernardo en 1908, asumió, junto a su padre, la gerencia comercial de la Casa Berruezo y la consignación de buques.

En el año 1910 fundó junto a la viuda de su hermano D. Bernardo, Doña Isabel Cervantes García, la Sociedad Viuda y Hermano de Bernardo Berruezo, dedicada a la comisión, consignación, representación y fletamento de buques. Don Francisco trabajó como consignatario para diversas compañías navieras, como la Trasmediterránea, durante más de 50 años, siendo el profesional que más tiempo estuvo en activo con este cometido en Garrucha. Como ya se ha comentado en otras entradas, la consignación de buques en Garrucha originaba importantes beneficios dado el tráfico continuo de navíos mercantes y de pasajeros que poseía la villa.

Cabecera lateral de la documentación de consignación

Tarjeta profesional de Consignatario

Como gestor único de la Casa Berruezo tras la muerte de su padre en 1917, se encargó de la administración del importante patrimonio familiar. Se dedicó a la compra-venta de propiedades, al comercio y a la gestión del destacado legado minero que dejó su padre, Don Francisco Berruezo López, a su muerte. A pesar de heredar una cantidad considerable de minas, tras la paralización de la minería como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y la gran crisis económica internacional que le siguió, disminuyó sustancialmente los beneficios de la Casa Berruezo en este sector y, al ser poco rentables, algunas de ellas fueron vendidas en 1929. También se adentró en el mundo de la industria con una fábrica de yesos y fue Administrador de la Compañía de Transporte Alsina en Garrucha. 

Asimismo, Don Francisco Berruezo Gerez fue el último Vicecónsul de Portugal en Garrucha, cargo que ostentó, tras la muerte de su padre y al que sucedió en el cargo, de 1917 a 1928, fecha esta última en que fue suprimida esta casa consular en el municipio al carecer ya esa nación de intereses económicos en la comarca.

Nota de La Independencia (Almería, 24/8/1917)

Sello Viceconsulado de Portugal en Garrucha
Época Monárquica de Portugal

Don Francisco Berruezo Gerez contrajo matrimonio en Turre (Almería), el 3 de febrero de 1908, con Doña María Josefa Cánovas Cervantes, hija de Don José Cánovas Cañadas y Doña Úrsula Cervantes Gallardo. Se cuenta que el ajuar de boda de ella ocupó nueve carros.

Ayuntamiento de Turre en la actualidad.

Doña María Josefa Cánovas Cervantes
Col. José Berruezo García
Cortesía José Berruezo Albaladejo
Los Cánovas era una de las familias más importantes de Turre, con una destacada influencia en la vida del municipio en todos los ámbitos. Don José Cánovas Cañadas fue un rico propietario e inversor minero, Alcalde de Turre de 1876 a 1880 y concejal del Ayuntamiento mucho tiempo. Asimismo, su hijo Don Francisco Cánovas Cervantes fue Alcalde Turre en 1909-1910 y muchos años concejal. En 1927 los Cánovas todavía destacaban como uno de los mayores contribuyentes del municipio turrero. También estuvieron muy vinculados a la Iglesia y la Semana Santa de Turre.

Fruto del enlace Berruezo-Cánovas nacieron ocho hijos: Francisco, María, José, Úrsula, Bernardo (fallecido a los pocos meses), Bernardo, Concepción y Antonio. El matrimonio fijó su residencia en Garrucha, donde, unidos los patrimonios de ambas familias, fueron uno de los matrimonios más acaudalados del municipio durante años.

Dada la importancia del matrimonio en Almería, el nacimiento del primero de sus hijos (D. Francisco Berruezo Cánovas) fue recogido en los ecos de sociedad de la prensa.

Nota del periódico El Radical (Almería, 30/1/1910)

Llegados los difíciles años 20, 30 y 40 tan convulsos en la Historia de España y para la economía familiar, tuvo que hacer frente a los vaivenes y la profunda decadencia de Garrucha durante Dictadura de Primo de Rivera, la II República, la Guerra Civil y la dura posguerra tan cruel económicamente para Garrucha, en particular, y para España, en general. El matrimonio Berruezo-Cánovas empleó sin miramientos su fortuna, hasta donde pudo, para paliar la necesidad de sus convecinos en tan difíciles momentos.

Dada la posición histórica de la familia Berruezo en Garrucha y el sinsentido de la Guerra Civil, Don Francisco Berruezo Gerez estuvo a punto de ser detenido por los milicianos republicanos, a instancias del Comité del Frente Popular Antifascista de Garrucha. Por suerte, no fue arrestado gracias a la mediación armada de su hijo Don Francisco Berruezo Cánovas.

Pasados los años y los tiempos de aquella Garrucha esplendorosa de finales del siglo XIX y principios del XX, Don Francisco Berruezo Gerez falleció, a los 89 años, el 5 de noviembre de 1971 en Barcelona, donde algunos de sus hijos se habían asentado por motivos profesionales.


La noticia de su fallecimiento fue sentida en Garrucha con inusitado pesar, los garrucheros eran conscientes de que había muerto uno de los últimos embajadores y supervivientes de la época dorada de Garrucha. Aquel hombre culto, con un humor tan suyo y que el destino quiso hacer el último Vicecónsul de Portugal en la Historia de Garrucha.

Su muerte puso fin a esa gran generación de garrucheros que fue la Berruezo-Gerez, esa generación de patricios luchadores que anhelaron por encima de todo la prosperidad del pueblo de Garrucha. Con él se fue el último de esos ilustres hermanos que se vincularon tan profundamente al destino del municipio en el primer tercio del siglo XX. Hijos de un linaje de prohombres, no quisieron tener un papel menor en Garrucha, asumieron el destino para el que habían nacido y se comprometieron fuertemente con todo lo bueno y noble para el pueblo, honrando así la raigambre histórica de la familia Berruezo con el municipio. La Historia de Garrucha nunca podrá comprenderse de manera completa si se desconoce la aportación de los hermanos Berruezo Gerez a la prosperidad de la villa y sus habitantes.

miércoles, 1 de abril de 2015

D. Francisco Berruezo López (1841-1917). Parte VI


Dos fechas principales fueron las que abatieron la vida de Don Francisco Berruezo López.

La primera y más dura fue la muerte en Garrucha de su muy querido hijo, Don Bernardo Berruezo Gerez, el 27 de junio de 1908, a la temprana edad de 33 años. Con suma impotencia tuvo que ver como se apagaba progresivamente la vida de su hijo; ni los cinco mejores médicos de Almería que contrató para que lo atendieran constantemente pudieron salvarle la vida, unas repentinas fiebres palúdicas acabaron con su existencia en el apogeo de su vida.

La segunda fecha fatídica fue el 23 de enero de 1912, su esposa, su gran compañera de viaje en esta vida, su apoyo en los difíciles momentos, falleció en Garrucha a la edad de 68 años. Mucho podría decirse de esta caritativa, bondadosa y bien considerada Hija Predilecta de Garrucha, pero que mejor que sea el artículo que dedicó la prensa a su muerte:

Doña María del Mar Gerez de Berruezo
Anoche a las siete, entregó su alma a Dios confortada con los auxilios de nuestra Religión, la muy distinguida señora Doña María del Mar Gerez Segura, esposa de nuestro queridísimo y respetable amigo el rico propietario y comerciante don Francisco Berruezo López, y madre política del opulento capitalista y hombre de negocios don Simón Fuentes Caparrós.
Doña María del Mar Gerez Segura
Col. José Berruezo García
Cortesía María José Berruezo Serrano
Una cruel y larga dolencia adquirida a raíz de la nunca bastante llorada y prematura muerte de su hijo, el inolvidable amigo Bernardo Berruezo, ha llevado al sepulcro a aquella dama, modelo de madres, de esposas, de cristianas, doña María del Mar Gerez constituyó durante muchos años, casi todos los de su vida ejemplar, algo peculiar y característico de Garrucha, que la tenía por hija predilecta y hermoso modelo a quien imitar en todo.
Desde su cargo de Camarera de Nuestra Señora de las Angustias, fue una firme baluarte de la fe católica, una mano siempre dadivosa para el pobre, una fiel guardadora de las costumbres populares de este pueblo creyente y bueno.
Cuantos la conocieron venerarán su memoria, como la respetaron y amaron en vida; para todas las clases sociales fue una bienhechora constante, una amiga sincera que no vacilaba ante el propio sacrificio, si necesario era. Doña María del Mar fue ante todo un gran corazón.
Ha fallecido relativamente joven, y deja un vacío muy difícil de llenar, tanto por sus talentos, como por sus dotes de dama caritativa y noble. Esta desgracia sume en duelo a las principales familias de Garrucha, con quien estuvo emparentada en vida tan llorada señora.
Apenas fue conocido el triste fin, la casa mortuoria se vio invadida por todo el pueblo, deseoso de unirse al justo dolor de la familia.
A toda ella enviamos la más sincera y cordial expresión de nuestro pésame: al esposo infortunado, a las hijas cariñosas, a los hijos que tanto la veneraban… Y al desearles a todos la resignación cristiana necesaria para sobrellevar tan rudo golpe, nos complacemos en pensar que Dios Misericordioso habrá dado ya a aquella gran alma el premio que merecía por sus virtudes.
El cadáver, contenido en el lujoso féretro rodeado de multitud de artísticas coronas fue colocado en una severísima capilla ardiente, en la que cual fue velado por deudos, amigos, dependientes de la casa y de la Corporación Municipal, que está presidida por don Pedro Berruezo, hijo de la difunta.
Su entierro, verificado esta tarde, ha sido una imponente manifestación de duelo, en el que han tomado parte los habitantes de todos los pueblos de esta zona, que han enviado nutridas comisiones para que los representen.
LUSITANIA
24 Enero 1912
(La Independencia, Almería, 27 de enero de 1912)
El mazazo que supuso para Garrucha y para Don Francisco Berruezo López e hijos la muerte de Doña María del Mar Gerez, todavía era manifiesta al año siguiente de su fallecimiento:

Con inusitada concurrencia de toda la región, se han celebrado en esta Iglesia Parroquial (San Joaquín de Garrucha) unos solemnísimos funerales en sufragio del alma de doña María del Mar Gerez Segura de Berruezo, ejemplar señora cuya muerte es más sentida cada día que pasa, por haber dejado un vacío muy difícil de llenar, por sus virtudes y por su exquisito trato social.
En el primer aniversario de su fallecimiento, reiteramos a su distinguida familia, especialmente a su viudo don Francisco Berruezo López, y a su hijo político el rico banquero y comerciante don Simón Fuentes, la expresión de nuestro más sincero pésame y profunda simpatía.
LUSITANIA
(La Independencia, Almería, 28 de enero de 1913)
A pesar de tan dolorosas pérdidas y los achaques de salud propios de su edad, Don Francisco Berruezo López, siguió hasta el momento de su muerte al frente de los negocios familiares junto a sus hijos Don Pedro y Don Francisco Berruezo Gerez.

Finalmente, el 15 de febrero de 1917 falleció Don Francisco Berruezo López, a la edad de 76 años. La noticia corrió como la pólvora por Garrucha, donde todo el pueblo en procesión abarrotó la casa del finado, situada en la Plaza de Abastos (hoy Plaza de Pedro Gea), para acompañar y llorar junto a la familia de tan ilustre personaje, ese máximo representante de la segunda generación de la familia Berruezo que dejó profunda huella en la Historia de Garrucha.

Su muerte causó una profundísima conmoción en el levante almeriense, ya que durante toda su vida había sido una destacada personalidad en todos los ámbitos, ya fuese en el político, económico, diplomático, religioso, minero… El periódico de Almería, El Día, abrió con su fallecimiento primera página, se exponen un par artículos que tributó la prensa a su muerte:

D. Francisco Berruezo López
El telégrafo con su triste laconismo nos comunica una fatal noticia. Desde la mañana del 15 de actual llora Garrucha la pérdida de una relevante personalidad de aquel pueblo, don Francisco Berruezo López, que a su desahogada posición social unía tal respetabilidad y tales condiciones de carácter, que mereció durante su larga y caballerosa vida la estimación unánime de cuantos le conocieron.
En política fue siempre liberal y hoy militaba en las filas de los incondicionales amigos del ilustrado diputado a Cortes por Vera don Augusto Barcia. Los achaques de sus últimos años le tenían algo retraído en el seno de su amorosa familia, y aunque su naturaleza se resentía por el desgaste de los años, su espíritu juvenil y abierto a todo lo noble y lo altruista, le daba alientos para luchar con sus males, sin que jamás perdiera aquel “sprit”, aquel humorismo tan fino, tan discreto… ¡tan suyo!
En esta casa de EL DIA se le estimaba y se le quería de todo corazón. Por eso su muerte nos ha impresionado grandemente dejándonos en el alma perdurable amargura…
A sus hijos, por quienes tanto afecto sentimos; a su hijo político nuestro entrañable amigo y correligionario D. Simón Fuentes, y a toda su distinguida familia enviamos la expresión de nuestro más profundo pesar, tan grande como el cariño que en vida tuvimos al caballero sin tacha que se llamó don Francisco Berruezo López.
(El Día, Almería, 17 de febrero de 1917)
D. Francisco Berruezo López
Hoy ha tenido lugar en esta población (Garrucha) el entierro de don Francisco Berruezo López, caballero de la Real Orden de Isabel la Católica y vicecónsul de Portugal en esta villa, cuyo fallecimiento a los setenta y siete años de edad, tuvo lugar ayer a las nueve y media de la mañana.
No queremos dejar que pase tan triste acontecimiento sin tributar un respetuoso recuerdo al que en vida fue una distinguida personalidad, de lo más selecto de esta sociedad, y que por sus excelentes condiciones de bondad y caballerosidad, bien definidas en todos sus actos, así públicos como privados, mereció el aprecio y consideración de todos cuantos tuvimos la alta honra de frecuentar su amistad. Y ello lo acredita, la nunca vista manifestación de profundo duelo que se le hizo, a la que no solo contribuyó este pueblo sino que de los limítrofes hubo inmensa afluencia de forasteros de todas las clases sociales que rindieron al finado el último y más estimable de los homenajes, acompañándolo hasta su última morada.
En señal de duelo, el comercio sin excepción cerró sus puertas, presentando Garrucha el más triste de los aspectos.
Llevaron las cintas del riquísimo féretro los señores don Pedro Gea López, banquero; don Gonzalo Plá y Oliva, comerciante; don José López Campos, comerciante; don Antonio Lacal Montenegro, médico; D. Telesforo Segura López, comerciante; y don Pedro Cánovas, propietario de Turre.
Presidieron el duelo D. Simón Fuentes, hijo político del finado; D. Juan José Giménez Canga-Argüelles y don José Fuentes Caparrós.
Reiteramos nuestro más sentido pésame a la respetable familia del que en vida fue nuestro entrañable y cariñoso amigo.
EL CORRESPONSAL
Garrucha 16 Febrero 1917
(El Día, Almería, 20 de febrero de 1917)

En su peregrinación hacia el descanso eterno en el Panteón familiar lo acompañaron cientos de personas, por no decir miles. No se recuerda en Garrucha entierro tan multitudinario. Se vieron en su entierro a todas las clases sociales sin distinción alguna, desde las más altas personalidades de Garrucha, Vera, Mojácar, Cuevas del Almanzora, Turre… y representaciones de la principales familias de Almería, hasta esa gran clase humilde, trabajadora y honrada, que sintió su muerte como si hubiese fallecido un padre. Aquel padre que dio dinero a manos llenas a los más necesitados. Aquel amparo de la clase trabajadora en una época tan dura. Aquel buen cristiano que inculcó a sus hijos ese amor fraternal y paternal hacia el prójimo desvalido. Aquel matrimonio Berruezo-Gerez tan dadivoso y caritativo hacia los sufrimientos de sus semejantes más necesitados.
El municipio quedó huérfano de uno de sus mayores baluartes. Se fue uno de los máximos impulsores de la prosperidad y progreso de Garrucha. Se fue uno de los mayores promotores y custodios de las tradiciones populares garrucheras. La Semana Santa del municipio de ese año 1917 se vistió de luto con crespones negro, había fallecido uno de sus mayores contribuyentes (Ver: Los Berruezo y la Semana Santa de Garrucha). Se fue aquel Hijo Ilustre de Garrucha, se fue aquel esclarecido patricio, se fue aquel gran filántropo, se fue aquel gran hombre, se fue aquel caballero sin tacha, ejemplo de admiración y veneración, que fue conocido por todos por el nombre de Don Francisco Berruezo López.