domingo, 22 de enero de 2017

La fábrica de yesos de don Francisco Berruezo Gerez


D. Francisco Berruezo Gerez. Hacia 1910
En las décadas de 1910 y 1920 llegó a ser uno de los
grandes empresarios de la Garrucha de su tiempo.
Asimismo, fue el último Vicecónsul de Portugal
que tuvo el municipio, tras hacerse cargo de la
representación consular al fallecimiento
de su padre en febrero de 1917. También
fue largos años Concejal, líder del
Partido Reformista y miembro de la
 Junta Directiva del Casino de Garrucha.
Don Francisco Berruezo Gerez fue un personaje singular de la historia familiar, ya que una serie de acontecimientos inesperados lo convirtieron en uno de los Berruezo más relevantes de la primera mitad del siglo XX.

Puede decirse que la tranquila vida del benjamín de los Berruezo Gerez comenzó a cambiar en 1907 cuando a los 25 años de edad su hermano mayor, el Alcalde de Garrucha don Pedro Berruezo, lo nombró Administrador de su patrimonio y negocios para dedicarse de manera plena a la política. Sin lugar a dudas, asumió una gran responsabilidad que se vería incrementada de manera notable tras el fatídico fallecimiento en 1908 de su otro hermano, el gran Bernardo Berruezo, pues se hizo cargo también del boyante comercio que dejó éste, así como de la consignación de buques. Igualmente, en ese año contrajo matrimonio con la que dicen que fue una de las mujeres más guapas de Turre, la bella y dulce doña María Josefa Cánovas, perteneciente a una familia de ricos propietarios agrícolas con gran influencia en el municipio turrero, lo que le llevó a participar en la administración de diversas fincas dedicadas al cultivo.

En muy poco tiempo se convirtió en un importante capitalista, rigiendo desde Garrucha gran parte de los negocios de la Casa Berruezo, aunque siempre bajo la atenta mirada de su padre, el potentado don Francisco Berruezo López.

En 1912 adquirió todos los bienes, derechos y acciones que pertenecían a la «Sociedad Arana y Compañía», de capital vasco. Esta sociedad se había constituido en 1909 para la explotación de canteras de yeso, cemento y cal hidráulica, y para cuyo propósito se construyó una fábrica. Inicialmente, la compañía vasca, domiciliada en Garrucha, estaba compuesta por los capitalistas D. Zacarías Arana y Landa, D. Manuel Mencheca Gorordo, D. Francisco Bilbao Zubianrri y D. José Isasi y Zubiaga, aunque en la fecha de la venta este último era el único propietario, pues había comprado a sus consocios sus respectivas participaciones.

La fábrica de yesos de don Francisco Berruezo Gerez contaba con maquinarias de vapor con dos volantes de 8 a 10 caballos de potencia, calderas de vapor, desintegradores o molinos para la trituración del mineral, hornos para la calcinación de yesos y cal hidráulica, balsa para depósito de aguas, etc.

Al año siguiente, en 1913 D. Francisco compró diversas fincas en el término de Mojácar, que incluían canteras de yeso, por lo que logró una competitividad de costos al hacer una integración hacia atrás desde un punto de vista de estrategia empresarial; de esta manera controlaba los precios de la materia prima y se deshacía de los posibles sobrecostes derivados de la acción de los proveedores. No obstante, es probable que no toda la materia prima que alimentaba su industria viniese de Mojácar.

Asimismo, en 1914 su fábrica fue abastecida eléctricamente por la compañía “La Termo-Hidro-Eléctrica”, empresa que resolvió los problemas de potencia y que proporcionó «la luz» y «la fuerza» necesaria para satisfacer las necesidades de alumbrado de los municipios y de las industrias del levante almeriense.

Se desconoce a ciencia cierta hasta cuando estuvo en activo dicha fábrica, pero lo que sí se sabe es que en 1930 don Francisco Berruezo arrendó al ingeniero británico James Hocking Chappel, por cinco años, aunque prorrogables hasta veinte, las canteras de yeso que poseía en Mojácar. Se fijó el canon de arrendamiento en 0,50 pesetas por cada tonelada extraída de yeso útil. Además, se fijó en el contrato que en el caso de que Hocking no explotase las canteras, podría Berruezo obligarle a hacerlo y si aun así el inglés no lo hacía, las canteras retornarían de nuevo al arrendador.

El ingeniero James Hocking era un viejo conocido de la minería andaluza, pues había sido representante de la sociedad inglesa «Córdoba Copper Company Limited», que explotó las minas de cobre de Cerro Muriano (Córdoba). Las primeras noticias de su llegada a Almería se sitúan a finales de la década de 1920, ya que aparece como administrador de la sociedad minera «Tigón S.A.» que explotaba minas de azufre en Gádor. Asimismo, fue uno de los ingenieros que levantó las nuevas instalaciones electro-químicas que la compañía «Bismuto Alcántara Palacios S.A.» construyó para la explotación de Bismuto en la sierra de Córdoba.

Regresando a las canteras de yeso, se desconoce su devenir bajo la administración de Hocking así como la actividad industrial que mantenía Berruezo, aunque seguramente la llegada de la Guerra Civil y la crisis económica derivada de la posguerra terminarían por provocar su cese definitivo. 

Albañiles picapedreros trabajando en una cantera.