domingo, 18 de junio de 2017

Doña Eloísa López del Arenal, una velezana en el seno de la familia Berruezo


Posible retrato de Dña. Eloisa López del Arenal
Realizado por Adolfo en Garrucha hacia 1865
Col. José Berruezo García
Cortesía Dolores Peyrallo Pérez
Garrucha, 4 de febrero de 1872. A las 5 de la mañana de este día, en la Casa-palacio de la calle del Congreso nº43, hoy Paseo del Malecón, entregaba su alma a Dios doña Carmen Caravaca Hernández, esposa de don Manuel Berruezo Ayora, tras penosa enfermedad.

El patriarca de los Berruezo no podía creerse que su gran amor de juventud acabase de fallecer, la mujer que lo había visto forjarse como un gran empresario de éxito y la que lloró de felicidad aquel histórico primero de enero de 1861 cuando vio a su marido convertirse en el primer Alcalde de la naciente Garrucha. No podía imaginarlo, aunque la cruel e infrenable dolencia se la fuese arrebatando día a día, no podía entenderlo. Su bella Carmen, su dulce nijareña ya no iba a agarrarse de su brazo paseando, ya no iba a acompañarlo en sus viajes de negocios, ya no iba a ser su serenidad en tiempos de tempestades… Y es que el matrimonio Berruezo-Caravaca estuvo muy compenetrado, pues la imposibilidad de tener descendencia unió aún más a la pareja. Ambos debieron aceptar este destino y prueba de ello es que don Manuel Berruezo en su primer testamento, de 1864, asumió que no iba a tener hijos, ya que dejó como heredero de su imperio económico a una enigmática persona cuyo nombre se encontraba en un papel en el cajón de su despacho. ¿Quién sería el agraciado que iba a ostentar el mando de una de las Casas Comerciales más importantes del levante almeriense? Seguramente alguno de sus sobrinos, siendo don Francisco Berruezo López el candidato más firme de ellos, dada la relación y excelentes cualidades que tenía y demostró para el mundo empresarial. Otro hecho que avala esta hipótesis es que don Francisco era su hombre de confianza, hasta el extremo de otorgarle plenos poderes para la gestión de su boyante comercio e industria.

D. Juan Miguel del Arenal Fernández
(Extraída Biografías. Diputación de Almería)
Sin embargo, la muerte de su esposa cambiará su forma de pensar. La posibilidad de enamorarse y tener un descendiente directo volvió a su cabeza cuando su buen amigo, el rico propietario velezano y Diputado a Cortes, don Juan Miguel del Arenal Fernández, le presentó a su bella sobrina. Y así fue, el 3 de abril de 1873 Vélez Rubio se vistió de boda, don Manuel Berruezo Ayora contrajo matrimonio con doña Eloísa López del Arenal. Los contrayentes tenían 56 y 30 años, respectivamente. Ella era hija de D. Bartolomé López Díaz, oficial retirado de la Guardia Real, y Dña. Dolores del Arenal Fernández. Asimismo, era hermana de D. Diego María López del Arenal, abogado y comerciante aceitero que fue Alcalde de Vélez Rubio (1881-1883), Diputado Provincial y Gobernador Civil de Soria y Albacete. 

Ambos linajes se beneficiaban mutuamente de este enlace matrimonial. Los Berruezo tenían de esta manera una relación más allá de la amistad y los negocios con los Arenal, una de las familias más importantes de la comarca de los Vélez, mientras que éstos se emparentaban con una de las más influyentes y pujantes del levante almeriense. Pero no todo marchó como debió. Apenas un año después de haber contraído matrimonio, el 24 de abril de 1874, don Manuel Berruezo falleció en Garrucha de manera inesperada. Horas antes de su muerte, don Manuel, quizá influido por la creencia de un posible estado de buena esperanza de su mujer, revocó su primer testamento y testó nuevamente. En el mismo declaró que: “Si mi esposa actual librare felizmente de su embarazo y la prole naciere en las condiciones legales necesarias para serlo, viviendo el tiempo marcado por la ley, desde luego instituyo por mi heredero o por mis herederos al hijo o hijos que hubiere procreado en este matrimonio, debiendo serlo de todos mis bienes sin excepción alguna y por partes iguales si el parto es doble o triple.” En caso contrario, es decir, si no se produjese el natalicio de ningún infante, nombró por herederos a sus hermanos y a su esposa. Desgraciadamente para él, no nació ningún hijo y se cumplió esto último. Los hermanos Berruezo Ayora y doña Eloísa liquidaron todos los bienes del finado y se repartieron una millonaria herencia para la época, siendo la velezana la que obtuvo la mayor parte.

Tras un año escaso de matrimonio, doña Eloísa López del Arenal regresó a Vélez Rubio con una gran fortuna. La joven y rica viuda de don Manuel Berruezo no tardaría en casarse de nuevo, pues el 16 de diciembre de 1875 contrajo segundas nupcias con el propietario D. Juan Fernando Andreo Navarro. De este enlace sí que nacerán hijos y, además, andado el tiempo, se convertirán en personalidades de la vida pública de Vélez Rubio, pues fueron concejales del Ayuntamiento, aunque eso ya es otra historia.


viernes, 16 de junio de 2017

D. Asensio Fernández Morán, un prohombre de la Garrucha del siglo XIX



Firma de D. Asensio Fernández Morán (A.H.N. Colección Sellos de Tinta)

Don Asensio Fernández Morán fue un personaje importante de la Garrucha de su tiempo, aunque hoy, por desgracia, su contribución a la historia local está prácticamente olvidada. Por ello queremos dedicar este humilde artículo biográfico a su memoria, a este notable prohombre del levante almeriense que fue un buen amigo de la familia Berruezo y cuya amistad ha continuado hasta la actualidad en la figura de su bisnieta, doña Carmen Aguilera Olmos, apasionada de la geneaología familiar, y a la que agradecemos el interés mostrado para hacer posible esta reseña sobre su antepasado.

Don Asensio nació en Vera el 26 de junio de 1836; era hijo de D. Asensio Fernández de Mula y Dña. María Morán Soto, hija del oficial de la Armada D. Manuel Morán de la Bandera.

Las primeras noticias de su vinculación con Garrucha nos sitúan en la década de 1850, pues durante el Bienio Progresista (1854-1856), residiendo en esta todavía pedanía de Vera, estuvo al frente de la Caballería de la Milicia Nacional junto a don Modesto Orozco Segura o don Diego Segura Peñuela, entre otros.
 
D. Asensio Fernández Morán (Cortesía Carmen Aguilera Olmos)

Nuestro biografiado hizo carrera como funcionario estatal. En 1859, a la edad de 22 años, fue nombrado Secretario de la Junta de Sanidad de Garrucha. Posteriormente, en 1874 fue nombrado Administrador de Rentas Estancadas de Garrucha.

Pero si por algo creemos que debe ser recordado este ilustre progarruchero fue por la fuerte vocación de servicio público que desarrolló, como político, en el municipio tras su constitución en 1861.

Probablemente sea Fernández Morán el político de ideología conservadora más importante de la Garrucha de la segunda mitad del siglo XIX, desde la época moderada del General Nárvaez, en las postrimerías del reinado isabelino, hasta el conservadurismo canovista de la Restauración Borbónica.

Don Asensio Fernández fue Alcalde de Garrucha bastante tiempo, aunque en periodos intermitentes, cosa normal si se tienen en cuenta las circunstancias cambiantes de la política nacional. En concreto, fue Presidente del Ayuntamiento en los años: 1868, 1874-1879, 1884-1887, 1890-1892 y 1899-1901. Su paso por la Alcaldía fue recordado con afecto pues como mencionan los escritores D. Ramón Cala y D. Miguel Flores González-Grano de Oro en su obra “Historia de Garrucha” (1921): El Sr. Fernández Morán realizó una gestión bienhechora.

Bajo su mandato se construyó la Casa Consistorial, cuya edificación había sido aprobada en 1861 bajo la presidencia del primer Alcalde del municipio, don Manuel Berruezo Ayora; se abrió al servicio público la estación telegráfica de Garrucha; en julio de 1877 se declaró obligatoria y gratuita la Enseñanza Primaria en la localidad, aunque hasta dos años más tarde no se tomaron medidas oficiales para su efectivo cumplimiento; se formó una banda municipal para lo cual se adquirieron instrumentos en Valencia; se subastó, para su construcción, el segundo tramo del Paseo del Malecón, comprendido entre el Ayuntamiento y la antigua Caseta de los Carabineros; se declaró por Real Orden el Distrito Marítimo de Garrucha de Primera Clase; se compró el terreno para hacer un nuevo Cementerio, el que existe en la actualidad, y se impulsó la terminación de la Iglesia de Garrucha con la edificación de la torre, entre otras acciones. También fue Juez Municipal de Garrucha.

Asimismo, este prohombre dejó muestras de filantropía y abnegación. A modo ilustrativo, puede comentarse que en 1885, siendo Alcalde, la Municipalidad acordó socorrer económicamente a los damnificados por los terremotos de Málaga y Granada. También colaboró, a título personal, en la suscripción popular abierta en la Ayudantía de Marina del puerto de Garrucha en favor de las familias de los dos marineros que perecieron en el naufragio del laud de pesca “Santa Bárbara”, acaecido el 26 de septiembre de 1889. Asimismo, ya en 1868, había dejado testimonio parecido de su empatía hacia los más desfavorecidos, como se recoge acontinuación:

Por el Sr. Presidente (D. Asensio Fernández Morán) se manifestó que la miseria que hoy aflige a este vecindario pone a la autoridad en un conflicto, pues la clase pobre con motivo del temporal que se viene sufriendo tantos días, no pudiendo dedicarse a la principal faena que sostiene a dicha clase, toda se queja del hambre que le acosa, por lo cual debe considerarse como una calamidad pública, y remediarse en lo posible, y atendido a ello, dedicar la partida que del presupuesto se destina a estos casos.
La Corporación, atendiendo las justas razones que deja expuestas su Presidente, ACORDÓ: que desde hoy se entregue a la Junta de Beneficencia el importe de la cantidad de setenta y cuatro escudos que hay en el presupuesto, y que se reparta en los días de esta Semana Santa, para remediar en parte el hambre de los pobres.
(Archivo Municipal de Garrucha. Sesión de 5 de abril de 1868)
Fernández Morán fue un hombre fuertemente comprometido con el progreso social y económico de Garrucha, por lo que su apoyo a toda iniciativa que buscase la mejora de la villa estuvo garantizada. Un par de ejemplos sobre su conducta pueden ser que en 1887 participó, como accionista, en la reunión que provocaría la construcción del cable minero aéreo de Bédar a Garrucha, y que tantos beneficios económicos reportó al municipio, o que en 1900, siendo Alcalde, asumió la Presidencia de la Junta Local de Garrucha para la consecución del ansiado ferrocarril de Lorca a Almería, que hubiera supuesto la regeneración del levante almeriense de haberse llevado  a cabo su construcción.

Vista de Garrucha a principios del siglo XX. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

A nivel personal tuvo un reconocido prestigio social. En 1861 la Reina Victoria de Inglaterra le otorgó  la medalla de plata por el auxilio prestado al Capitán británico Hodge, del brig Anne, de Plymouth, cuando zozobró su embarcación el 25 de agosto de 1860 (El Contemporáneo, Madrid, 17/1/1861, p.3). Asimismo, en 1885 fue agraciado por el Rey Alfonso XII con el título de Caballero de la Real Orden de Carlos III. También fue Vicecónsul de Francia, según nos referencia su bisnieta doña Carmen Aguilera.

En el aspecto familiar, don Asensio contrajo matrimonio con Dña. María Latorre Ballesta, hija del médico D. Tomás Latorre Campoy, uno de los padres fundadores de Garrucha. De este matrimonio nacieron diversos hijos: María, Encarnación, Enrique, José, Asensio (que andado el tiempo será Juez Municipal y concejal del Ayuntamiento durante la II República) y Tomás (de doloroso recuerdo para la familia Berruezo. Vease: A don Tomás Fernández Latorre, In Memoriam).

Finalmente, don Asensio Fernández Morán falleció en Garrucha el 7 de septiembre de 1912, a la edad de 76 años. Y qué mejor para cerrar esta modesta reseña biográfica que transcribir el artículo que le tributó a su muerte su buen amigo, el célebre político conservador D. Manuel Giménez Ramírez, Diputado a Cortes por el Distrito de Vera.

En Garrucha, donde residía, y a la edad de 76 años, ha fallecido víctima de una apoplejía fulminante don Asensio Fernández Morán.
No es hoy, el de su óbito, el día de las alabanzas; la pública maledicencia, propensa siempre á cebarse, aun sin motivo, en honras inmaculadas, no encontró nunca fundamento para tildar en lo más mínimo la intachable conducta del señor Fernández Morán.
Padre amantísimo y providente, esposo modelo, amigo fiel y consecuente, ciudadano probo y honrado, consagró su vida entera á llenar con escrupulosidad extremada sus deberes todos, patentizando con sus actos en todas ocasiones que era de estirpe honrada y de abolengo noble.
Para los que, como yo, sentíamos respetuoso cariño por el finado ha sido su muerte infausto suceso que nos hace pensar en que ni aun con la honradez misma, con la virtud personificada, es deferente la Parca sin entrañas.
A su desconsolada familia, para mí muy querida, envío desde estas columnas la expresión sincera de la pena que me embarga, del hondo sentimiento que la para ellos irreparable pérdida ha producido en mi alma; y bien pueden todos ellos estar íntimamente persuadidos de que somos muchos, muchísimos, los que con ellos lloramos tan sensible acaecido.
El entierro del señor Fernández fue una imponente manifestación de duelo, en la que altos y bajos, nobles y plebeyos, testimoniaron la alta consideración, la estima en que la comarca tenía al que ya habrá recibido de manos del Dios justiciero el galardón, el premio á que sus muchos merecimientos le habrán hecho acreedor.
M. Giménez.
Vera 8 de septiembre de 1912
(La Independencia, Almería, 12 de septiembre de 1912)


sábado, 10 de junio de 2017

Pedro Burrueço, fundador de mi linaje en Almería


Vera, 22 de mayo de 1690. Don Pedro de Haro y Blázquez, Vicario, Mayordomo de este Partido, Beneficiado Propio y Cura de la Iglesia de Nuestra señora de la Encarnación manda se dé sepultura en la Parroquia a don Pedro Burruezo García.

El patriarca y fundador de mi linaje en el levante almeriense había muerto a los 72 años, una edad avanzada para la época. La desolación afligió a los Berruezo, conocidos aún en esta época como los Burruezo o Burrueço. Sus numerosos hijos, consternados por la terrible pérdida del pater familias, solicitaron hacer el oportuno oficio de vigilia y las consiguientes misas cantadas y rezadas en sufragio de su alma.

Pero, ¿quién fue el fundador del linaje? Pocos datos se han podido conocer hasta el momento, aunque dada su naturaleza es probable que perteneciese a la nobleza local de Caravaca de la Cruz, pues la familia Berruezo gozó de posición en este municipio. La presencia de los Berruezo en esta localidad del antiguo Reino de Murcia se remonta hasta, al menos, el siglo XIV, donde ya eran Caballeros de Alarde y miembros del Concejo Municipal.

Nuestro biografiado fue bautizado, por el presbítero cura don Sebastián Torrecilla, en Caravaca el 18 de noviembre de 1618, siendo sus padres D. Alonso Burrueço y Dña. Juana García, que se habían casado en dicho municipio el 26 de septiembre de 1611. Asimismo, era nieto de don Pedro Pérez de Ayala y doña Elvira Burrueço.

Don Pedro Burruezo se casó el día 10 de abril de 1644 en Vera con doña Juana Laso Cervantes, hija de D. Juan Laso y Dña. Juana Cervantes. Ella era a su vez nieta de Garcilaso y estaba emparentada con Garci y Pedro Laso de la Vega, que habían sido Alcaldes y Justicias Mayores de Vera a finales del siglo XV y principios del XVI, así como con el célebre Poeta Garcilaso de la Vega. Fueron testigos del enlace: don Francisco Salamanca (¿Regidor?), don Pedro Martínez Medel y don Juan Salmerón Vargas-Machuca, Regidor Perpetuo y Comisario de Vera. De este matrimonio nacieron los siguientes hijos:
  1. Sebastián Burruezo Laso (1645-1691, natural de Vera)
  2. Juan Burruezo Laso (1647-¿?, natural de Vera)
  3. Catalina Burruezo Laso (1650-¿?, natural de Vera)
  4. Francisca Burruezo Laso (1652-1718, natural de Vera)
  5. Pedro Burruezo Laso (1654-1725, natural de Vera)
  6. Francisco Burruezo Laso (1657-1729, natural de Vera)
  7. Juana Burruezo Laso (1659-1703, natural de Vera)
  8. Antonio Burruezo Laso (1664-¿?, natural de Vera)
  9. Salvador Burruezo Laso (1665-1727, natural Vera)
Como dato curioso, el día 22 de abril de 1680, don Pedro Burruezo fue uno de los fundadores de la Hermandad de la Virgen de las Angustias en la Ermita del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo de Vera, según así consta en el acta fundacional de dicha Cofradía.

La extensa prole que tuvo, con seis varones que transmitieron el apellido, dio como resultado, andados los siglos, que hoy día la mayoría de los Berruezo del levante almeriense procedamos de este antepasado común del siglo XVII. Con el paso del tiempo se originarán diversas ramas familiares que, con mayor o menor fortuna, proseguirán siendo hacendados durante la Edad Moderna hasta que a mediados del siglo XIX algunas de ellas prosperarán de manera notoria, como será el caso de los Berruezo Ayora y los Berruezo Soler que, asentados en Garrucha, vivirán un gran esplendor económico gracias a la minería y el comercio.